Medios especializados y noticias de economía dicen que dejó de ser negocio alquilar campos, como lo era hace algún tiempo, dando lugar a uea especia de «ola» entre propietarios de campos, que prefirieron alquilarlos y sacar muy buenos dividendos sin meter sus camionetas en la tierra y ponerse las botas. Incluso se comentaba de muchos ex-productores que por campos de 200, 300 o 400 has., sacaban utilidades que les permitían vivir «panza arriba» como se dice, viviendo como pashás y hasta viajar a ver sus parientes en Europa si se les antojaba.
YA NO SOS MI MARGARITA…
Parece que toda esa bonanza ha cambiado, que ahora la demanda de alquileres ha bajado considerablemente y obviamente los precios también, dado que para aquellos que buscaban campos en alquiler, la fuerte suba de los costos y la caída de los precios y pérdida de competitividad hizo que el negocio les resultara poco atractivo y en muchos casos les ocasionara pérdidas. Dicen los comentarios que en las zonas más ricas del país, en el norte de la provincia y sur de Santa Fe y parte de Córdoba, donde se pagan los alquileres más altos, los quebrantos han sido fuertes y desalentadores, ya sea para los que sembraban soja o maíz, y también trigo.
Según algunos trabajos y estudios en ese aspecto, se necesitan no menos de 4,3 toneladas de soja y más de 8 de maíz para salvar los gastos y ganar algo.
EN NUESTRA ZONA
Para saber si el problema se hace extensivo a nuestra zona, hablamos con José «Pepe» Raposo titular de «Las Lagunas y Asociados, quién efectivamente coincidió con esa apreciación, llevándola a la problemática local. Y nos dijo: «En el tema del maíz, entre insumos y gastos de labranza, se van 550 dólares, si a eso le sumás un alquiler de 300 dólares que es lo que se paga habitualmente por un campo bueno, tenés que hablar de 850 dólares. Con el precio en caída como está, se necesitan 8000 kilos de maíz de rendimiento como mínimo. Con la soja se estiman 330 dólares de insumos, más 300 de alquiler. Si tenemos en cuenta que los rindes son de 3000 a 3300 kilos andando todo bien, el negocio no es de ninguna manera rentable. Y si contemplamos la incertidumbre por los excesos de lluvias, problemas en los caminos que dificulten sacar el cereal de los campos, o sequía, quien hoy alquila un campo está asumiendo serios riesgos, pero como sabés hay gente corajuda, otros