El formato del celebrado programa CQC (Caiga Quien Caiga) que se iniciara con la conducción del periodista transgresor Mario Pergolini, pasara luego por la desfa-chatada (en el buen sentido) conductora Ernestina País y ahora es conducido por el genial conductor showman Roberto Pet-natto, es puramente argentino. Luego fue vendido a Europa y ahora son decenas los países que lo difunden, desde España a Israel, pasando por Francia, Holanda, países de Latinoa-mérica y otros. Siempre respetando todos su perfil satírico, humorístico y ácido, combinado con denuncias, puestas en escena y también humor negro.
En Carlos Casares estuvieron dos veces en un espacio de ocho años por el mismo tema: el problema del agua que bebemos y consumimos diariamente con alto contenido de arsénico. Podríamos decir que con valores de arsénico que nos enferman y en muchos casos nos matan. No exageramos.
Pero CQC, fiel a su estilo, montó en su primera pasada una suerte de show, que por el agua mala, que nos mata, fue de mal gusto, aunque aceptable y aceptado por la repercusión que podría llegar a tener. Basta recordar al periodista Daniel Malnatti en un atril y con un megáfono frente a la planta de ABSA subastando arsénico en una parodia tragicómica en la que participaban aquellas personas contaminadas o dañadas físicamente por ese elemento químico altamente nocivo para el ser humano. Una imagen patética que prometía despertar a los funcionarios dormidos por su desinterés e ineficiencia, haciéndoles comprender que algo tenían que hacer, porque había un pueblo de miles de habitantes de la provincia de Buenos Aires que consumía agua envenenada, y nadie se hacía cargo.
Pero nada pasó, la subasta fue, como se dice «de mentira», pero los casarenses siguieron pagando caro el arsénico que día a día se metía en su sangre sin que nadie aportara las soluciones. Se construyó una planta de abatimiento, hubo una fugaz retirada de los niveles de arsénico en el agua, pero todo volvió a la «normalidad». Cada vez que se hacen análisis los niveles son superiores a los permitidos y con el agregado de aluminio y otros contaminantes.
Y nuevamente CQC en Casares, con otra cara, la de Gonzalito, tipo simpático si los hay, contándole las mismas cosas, planteándole los mismos problemas, formulándole las mismas quejas. Después de haber estado en Pehuajó primero, (donde allí sí el programa tuvo repercusión por el desafortunado papel del intendente Zurro del partido vecino), y aquí después, Gonzalito se habrá imaginado a los casarenses en un futuro no muy lejano como los muertos vivos de tantas películas de terror.
Y aquí estamos. Tal vez a la espera de que dentro de 8 años vuelva CQC con otra cara a que le contemos lo mismo. Y mientras tanto nada, la cruzada contra el agua mala promete ser eterna.
Caiga Quien Caiga, aunque lo que nadie duda es que los que caerán primero serán los casarenses.