Germán Mallofré es un gallo de riña. Cuando políticamente algo se propone no escatima esfuerzo alguno para conseguirlo. Sabe que tiene resistencia en el seno del radicalismo pero también sabe que su fuerza consiste en el tesón y en su ingenio para conseguir lo que se propone.
Quería integrar la mesa de la UCR, y no desde un sitio de «adorno», sino disputar la presidencia, la convención provincial o, y tal vez sea lo que más lo seduce, el cargo de primer concejal en una eventual lista partidaria.
Consiguió avales, les cascoteó el rancho y finalmente en una reunión áspera y con muchas caras largas, que se llevó a cabo el sábado por la noche, logró una gran parte de lo que se proponía. El cargo de vicepresidente, otros cargos en la mesa directiva y a su amigo Raúl Borrás como Convencional Provincial.
Hubo radicales enojados, otros que se fueron, algunos que juraron no volver, el ex-presidente Campagna que hizo la cruz, y el presidente Carabelli que con la excusa de evitar una interna y las consecuencias que luego trae, prefirió arreglar con el díscolo correligionario, eligiendo el mal menor.
El concejal Ponono Quintana, de Moctezuma, si se consagra la lista se pondrá el traje de convencional provincial, lo que no es poco entendiendo que su ingreso a la política activa es prácticamente reciente. Sin duda ha logrado mucho más que algunos radicales de toda la vida. Tendrá condiciones el hombre…
Se dice que Alfonsín marcó el número de algún dirigente e influyó en las decisiones. Se sabe de la amistad de Mallofré con el hijo del prócer radical, por lo que no sería nada raro que haya movido alguna ficha. El próximo 24 vence el plazo para la presentación de listas, pero ya estaría todo cocinado. Enojos hay, pero ánimo de pelea no. Un radical jovato que en el alboroto salió a la vereda y detrás de una planta seguía las alternativas de la reunión, musitaba su frustración: «radicales eran los de antes, ¿cuántos Mallofré hubieran hecho falta para meterle miedo al Dr. Galcerán, a Rodríguez Cros y a tantos otros…?».
Queda ahora la negociación con la tropa de Peli Foglia, el saber si el senador baja a su distrito a competir con Torchio, y que se llevan de la lista.
QUE RARO…
«Para mi que se pudrió todo» le decía al cronista un afiliado radical asiduo concurrente al comité, que fue el domingo y lo encontró «tapera». Fue porque le habían dicho que precisamente el domingo iban a presentar la lista.