Lo ocurrido días pasados en el ámbito del edificio de la Escuela Nº 9 en el cual funciona a su vez la Secundaria Nº 7, desnuda la crítica situación por la que atraviesa la docencia, o si se quiere la educación en nuestro país. Tal es así que se confunden los derechos consagrados de nuestros maestros, los que nadie discute y todos reivindican, con actitudes erráticas que desvirtúan por completo los postulados de la educación y la sagrada misión de los educadores, de formar y orientar a sus alumnos, capacitándolos para pensar, entender, reflexionar y expresarse, brindándoles las herramientas con las cuales deberán edificar su futuro. Pero no es sólo esa su misión, lo es también la de protejerlos y velar por su seguridad, de la misma forma y con el mismo amor conque lo hacen sus padres.
Y es por eso que no se entiende como en mérito a una situación embarazosa y molesta como lo es la de no contar con adecuadas instalaciones sanitarias, a lo que debió sumarse otros inconvenientes adicionales que potenciaron el descontento y se quiere la «humillación» de los docentes, éstos decidieron abandonar su lugar de trabajo, o mejor dicho no concurrir a su lugar de trabajo sin un previo aviso que hubiera permitido tomar los recaudos del caso. Ello motivó que los alumnos que a horas tempranas de la mañana concurrieron a clase, se encontraran conque la escuela estaba cerrada porque los docentes habían decidido no concurrir a manera de protesta, medida de fuerza que es a todas luces inaceptable. La mañana era fría, intempestiva y la desorientación era total.
Ese tipo de actitudes no justifican las circunstancias que la motivan. Todo paro o movimiento de fuerza debe ir precedido de un aviso. De haberse hecho así podrían discutirse las causas, pero no el procedimiento. La falta de respeto por los alumnos no se condice con las obligaciones de lo que se ha dado a llamar el apostolado de la docencia. Un hecho de esa naturaleza desdibuja las circunstancias que lo motivaron. No se reivindica el rol de la docencia con esas actitudes.
De todas maneras, convengamos, nos referimos a un hecho puntual, que no mella la opinión generalizada de los docentes que se tiene en su conjunto. Como tampoco las razones que los asisten para reclamar por sus derechos, muchas veces vulnerados y poco reconocidos.
Pero ésto a lo cual nos referimos es distinto y no debe volver a pasar.