Hacen tortas, lavan autos, realizan todo tipo de tareas, y acumulando pesito a pesito logran hacer realidad su soñado viaje
El viaje de egresados es la despedida soñada de todos los estudiantes. El broche del final de una época dorada que seguramente no volverá, el adiós a la adolescencia y el comienzo de una etapa nueva de cara al futuro, con más responsabilidades, con mayores desafíos.
Por todo eso el viaje de egresados es la bisagra que divide dos tiempos en la vida de los jóvenes, y como tal se aprestan a celebrarlo plenos de entusiasmo y energía. Un viaje que planifican y contratan desde tiempo atrás, pagadero en cuotas, para que puedan realizarlo aquellos que pueden, los que pueden menos y los que menos pueden, con sacrificio y privaciones de los padres, y en algunos casos como el que hoy relatamos, con el esfuerzo de los propios estudiantes, que para juntar esos pesitos mensuales realizan todo tipo de tareas, desde vender tortas hasta lavar autos, pasando por mandados «pasantías» laborales y lo que fuere, con tal de hacer realidad ese sueño.
Está con nosotros la alumna de 5to. año del Instituto Comercial Juan XXIII Valentina Tarradellas, de17 años, que nos va a contar que es lo que hace para contribuir a los gastos de su viaje, y como le va.
-Hacia dónde y cuándo realizarán el viaje de fin de curso?
-Será a Bariloche la primera semana de setiembre del año que viene.
-Tenemos entendido que vos y muchos de tus compañeros están trabajando para solventarlo. En tu caso particular, que tareas realizás?
-El viaje no es nada barato, son 900 pesos la cuota, en mi caso son 16 con un total de 14.400 pesos., y por eso es que hacemos varias cosas para ayudar a nuestros padres a pagar. En mi caso, con otros chicos empezamos a vender Huevos de Pascua y después empezamos a vender pastafrola, alfajores.
-Venden casa por casa?
-Primero fuimos haciendo casa por casa porque queríamos hacer clientes y así los primeros meses recorrimos casi todo Casares, hacíamos un fin de semana en cada barrio, y así conseguimos muchos vecinos que todos los fines de semana nos hacen algún pedido. La verdad es que la gente colabora mucho con nosotros.
-En que momento trabajás para el viaje?
-Los fines de semana, con mi mamá que me ayuda, mañana y tarde
-Y para este fin de semana que vas a ofrecer?
-Este fin de semana vamos a hacer alfajorcitos nada más, porque como fue la Semana del Estudiante no tuve tiempo de hacer masa.
A Valentina se la ve optimista, alegre, está satisfecha de contribuir con su esfuerzo a que la cuota no le sea tan gravosa a sus padres. Esta experiencia es más que valiosa, le enseña a valorizar las cosas y a entender que la cultura del trabajo es la que le abrirá todas las puertas en el futuro.