(continuación )
Panorama Internacional
En Europa habían triunfado las ideas nacionalistas que inexorablemente derivaron en imperialistas. Así las cosas, “Gran Bretaña señalaba el camino. Hacia fines del siglo XIX, más de la mitad del área cultivable del mundo, había sido colocada bajo la bandera inglesa. India , Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Sud Africa, Birmania, el Sudán y la Unión Sudafricana, junto con innumerables islas, constituían un vasto imperio”. Mac Nall Burns, Edward “Civilizaciones de Occidente, tomo II .
Le seguía Francia, con posesiones similares en superficie, pero más pobres.
Alemania e Italia, que debieron superar el proceso de unificación , llegaron tarde al reparto imperial, pero lo hicieron a partir de 1880.
Las causas del imperialismo fueron el nacionalismo y la necesidad de mercados y de nuevas áreas donde invertir los excedentes de capital y en este contexto entra también América Latina y su materia prima.
La Situación Nacional
Durante la presidencia de Sarmiento hubo una gran expansión de las escuelas nacionales y normales, las primeras para formar futuros científicos y dirigentes y las segundas para la formación de maestros. La idea sarmientista era concebir la educación como factor prioritario en el proceso de cambio y modernización. Para tal fin se hacía indispensable el crecimiento y fortalecimiento de la burguesía. Por eso pensó en los inmigrantes para la creación de colonias agrícolas, descalificando , como ya dijimos, al gaucho y al indio. No obstante, la oligarquía terrateniente no estaba dispuesta a perder el terreno ganado, por lo cual, al ilustre sanjuanino, se le hizo imposible quitarle el poder, así fue que el latifundio siguió existiendo e incluso se incrementaría con las futuras campañas al mal llamado “desierto”.
Sin duda alguna el auge del ganado lanar fue de gran impulso, habida cuenta que la industria textil europea, especialmente la inglesa, se hallaba en plena expansión. Por tal motivo se refinaron las razas y se le dedicaron mejores pasturas, beneficiadas por el uso del alambrado que se difundió desde mediados de siglo.
Sumado al lanar y el alambrado, serán el ferrocarril, el telégrafo y el remington, los factores más determinantes para el avance del “huinca” en tierra adentro.
La Revancha de Pincén. Emboscada y muerte al Comandante Heredia
Mientras en el país y en Europa se desarrollaban los hechos descriptos, la vida en la extensa pampa tenia la impronta de la lucha entre los malones y las avanzadas fortineras.
Habíamos relatado la impresionante batalla de San Carlos, que significaba la inexorable declinación del Imperio de las Salinas Grandes, a partir de la derrota del bravo Calfucurá y sus aliados frente al general Rivas y los caciques amigos Cipriano Catriel e Ignacio Coliqueo.
Calfucurá (Piedra Azul) ya casi centenario, se retiró a sus toldos y a su muerte fue sucedido por Manuel Namuncurá (Pie de Piedra), quien intentó continuar la lucha, pero sin el poder de su padre-
En cambio, en nuestra región se destacaba una figura que, habiendo sido aliado del Toqui en San Carlos, y por consecuencia, también derrotado, no estaba dispuesto a claudicar sin ofrecer una feroz resistencia . Así fue como el 27 junio de l872, encontró su revancha.
En efecto, el teniente coronel Juan Carlos Boerr, al frente del Fuerte Paz, había recibido información de un gran malón en la zona del actual límite de los partidos de Carlos Casares y Bolivar. Su estado de salud no le permitía ponerse al frente de un batallón, pero sí lo hizo el comandante Estanislao Heredia con sobrados antecedentes sobre su valor y temeridad.
Fue así como , conduciendo una treintena de hombres, salió en persecución de Pincén y sus lanzas, siguiendo la rastrillada ( marcas que dejaban las cañas tacuaras, ya sean chuzas o lanzas, al ser arrastradas)
. Según el relato del comandante en jefe Francisco Borges, en las Memorias de Guerra y Marina, el comandante Heredia partió desde el fortín San Carlos hacia el fortín Rifles con una treintena de hombres, en una actitud temeraria pues se alejó del grueso de su regimiento, en la creencia de que los indios eran pocos.
Pero el astuto Vicente Pincén, que llevaba un arreo de alrededor de 2.000 animales capturados en la frontera sur, egañó al comandante dejando una veintena de sus hombres de señuelo, junto al ganado y cuando Heredia y su escaso contingente llegó, se aparecieron desde atrás de un médano los guerreros de Pincén que en un número muy superior rodearon a los soldados y lancearon a la mayoría.
En un intento desesperado Heredia y dos de sus hombres galoparon hacia el fortín Rifles, pero el caballo del comandante fue boleado, y él y uno de sus soldados, murieron a manos de los hombres de Pincén.
Mientras tanto , el sargento Montes, que había tomado distancia merced a su excelente cabalgadura, logró llegar al Rifles y ver a lo lejos la polvareda que dejaba el entrevero final de su comandante.
Hubo otros dos sobrevivientes, que los indios habían dado por muertos. A la mañana siguiente, un regimiento salió del fuerte Paz a retirar la veintena de cadáveres que quedaron en el campo de batalla. Por su parte Pincén, sus hombres y el ganado siguieron hacia sus toldos en “tierra adentro”.
Fuente bibliográfica: Prof. Sigwald Carioli, Susana B “Pasión y Muerte del Comandante Heredia. Archivo Histórico Antonio Maya. Serie Pueblo Maya n° 7. Centro Cultural José Ingenieros.
Prof. Daniel LOMBARDO