LA SALUD ES LO PRIMERO…El derecho de los vecinos a peticionar y pedir que se los escuche

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Las marchas es una modalidad de los últimos tiempos por la que los vecinos demandan que se los atienda, que se haga justicia, que se produzcan cambios, que se los escuche. Pasean su dolor o su frustración, y pretenden, aunque hay pérdidas que jamás podrán recuperar, que al menos a partir de esa movilización las cosas cambien, o que llegue la justicia tan ansiada.

Las marchas por la salud, por los cambios en un área tan sensible, son quizás aquellas que aún ante una situación irreversible, pueden lograr, si se los escucha, que las cosas mejoren para bien de los que el día de mañana pudieran encontrarse en igual situación.

Días pasados ocurrió algo inusual. Una familia golpeada por una terrible tragedia como lo es la muerte de un pequeño hijo de 6 años, realizó una marcha y efectivizó la entrega de un petitorio, reclamando cambios en una de las áreas del sistema de salud municipal. Lo inusual es que el mismo intendente, a quien le fue entregado el petitorio, se sumó a la marcha y junto a los atribulados familiares del niño muerto, les mostró su solidaridad y adhesión, prometiendo en la medida de sus posibilidades los cambios solicitados.

El intendente en las breves palabras que pronunció al recibir el petitorio, intentó explicar los inconvenientes con los que choca en su intención de lograr la excelencia en salud que todos reclaman. Porque lejos, muy lejos de la política, la salud es la prioridad insoslayable de todo gobernante. El pensar que a un hijo de este pueblo no le interesa la calidad de la salud que se presta, sería insensato. Como también sería insensato que se ponga en la vereda de enfrente de los que reclaman ser escuchados y exigen de ese vital servicio, mucho más de lo que reciben.

Esta última marcha dejó un saldo y una enseñanza. El intendente se encolumnó junto a los que marchaban, no como una medida demagógica, tan común en los gobernantes, sino porque entendió que los reclamos, cuando se hacen con respeto y fundamentados en principios que tienen que ver con la capacitación, la ética y otros valores que son fundamentales en el comportamiento de los profesionales médicos, deben ser escuchados y tomados en cuenta, a fin de intentar revertir aquello que no funciona como debiera, resintiendo la calidad del servicio, con la consecuencias que se pueden prever.

 

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