Un reciente operativo realizado por la Delegación de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas Trenque Lauquen que culminó con la detención de un pasador que se dirigía a la localidad de Moctezuma, revela una vez más que a nuestra ciudad entra droga a discreción. Porque nadie en su sano juicio puede llegar a pensar que todos esos llamados «bagullos» de marihuana que traía escondidos en su moto dicho pasador, con los que podrían llenar de humo a toda la localidad, tenían como destino Moctezuma. Tal vez alguien los recibía allí y luego los traía a nuestra ciudad para distribuirlos entre los jóvenes. Porque sabido es que hay fumaderos de marihuana en plazas, terrenos baldíos, casas abandonadas, etc. donde los jóvenes se reúnen a fumar y tomar cócteles con vodka, fernet y otras bebidas. Se sabe también, y es un secreto a voces, que ingresa marihuana y otras drogas pesadas desde 9 de Julio y otros puntos. Casares en ese aspecto es un colador, se sabe que no es fácil combatir ese flagelo, precisamente porque gran parte de los pasadores son consumidores a los cuales se les paga con droga, formándose de esa manera una rueda de pequeños traficantes que es complicado detectar. Hace falta mucho control y vigilancia, crease o no se fuman porros hasta en los colegios, y aquel que conoce el aroma, para muchos inconfundible de la marihuana, puede jurar que hasta en la plaza fuman.
Párrafo aparte para los que la cultivan, algunos una plantita o dos, otros una mini plantación, todo de manera artesanal, en busca de ahorrarse unos pesos, ya que no es otra la intención.
Y siempre volvemos a lo mismo, se sabe pero no se denuncia, hay entre los jóvenes una red de protección, incluso por parte de quienes no consumen pero sí saben quienes lo hacen. El «no te hace nada» ayuda a desmistificar la droga, la creen inofensiva, cuando en realidad ese porro que ahora están pitando es el disparador de algo mucho más grave, el tránsito a un camino sin retorno.