Aquellos que alguna vez marcaron el rumbo de la sociedad de distintos conglomerados urbanos, aquellos que cuidaron y atendieron la salud de sus habitantes, aquellos, que en definitiva, contribuyeron desde su profesión a darle a la población una mejor calidad de vida, estarán presentes en el recuerdo de sus congéneres, a pesar de tiempos y distancias. Ese es el caso del Dr., Délfor Lucino, médico casarense que por muchos años ejerció su profesión, con dedicación, poniendo en ello lo mejor de si, ganándose el respeto, el aprecio y cariño de los casarenses.
Y en este momento de la despedida, uno recuerda hechos que guardaba en un rincón de su memoria y les da vuelo para que se vuelvan presente. Como sus comienzos en la profesión, compartiendo por varios años el consultorio con el Dr. Roberto Gutiérrez, en la calle Maipú, frente a la Escribanía Goñi y al viejo Colegio Nacional. Luego, ambos siguieron su camino en separados lugares y “Billiken”, como le decían de chico y que con los años se transformó en “Biyo”, como solían llamarlo su íntimos, instaló su consultorio en la Avenida Alvear de entonces, hoy Carlos Arroyo, donde también estaba su domicilio particular y el Consultorio de su esposa, Rosa Salomé Figueras, Bioquímica y madre de los dos hijos del matrimonio, Délfor (Cómo su padre) y Cecilia, que al final del camino de su existencia lo hicieron abuelo, para endulzar ese tramo postrero de la vida.
Un día, Délfor Lucino y su esposa, tal vez creyendo que su misión en Carlos Casares ya había sido cumplida o tal vez en procura de nuevos horizontes, se trasladaron a La Plata, donde siguieron, en la placidez del reposo del guerrero transcurriendo el tiempo. Y precisamente, ese transcurrir no logró que el olvido llegara a opacar su huella transitada en nuestro medio.
Hasta que un día, el domingo 8 de marzo, cuando contaba con 87 años de vida, el recordado “Biyo”, el Dr. Delfor Lucino, llegaba al final de su camino terrenal, encontrando esa meta final que le llaman muerte y que no es otra cosa que la puerta que abre los celestes espacios donde moran los mas hermosos recuerdos de nuestra vida, que nos permitirán el regreso permanente a través de la nostalgia, para volver a encontrarnos con todos aquellos que bien nos recuerdan. Sus restos mortales fueron sepultados el lunes 9 en el Cementerio de La Plata.
El viejo médico que nos controlara el corazón, el Profesor de Anatomía, de los años primeros del Colegio Nacional, el vecino atento y saludador, el muchas veces tentado político de los “conservadores jóvenes”, como llamaban a una escisión del viejo tronco del conservadorismo, emprendió lo que para muchos es el viaje sin regreso y que para otros es el ingreso al mundo inmaterial de los recuerdos.