El periodista y filósofo Omar Bello (51), director de La Verdad de Junín y colaborador de Perfil y la revista Noticias, falleció el jueves en un accidente automovilístico en la Ruta Nacional Nº5.
El periodista encontró la muerte luego de chocar contra un Audi A4 en el kilómetro 151 de la Ruta Nacional Nº 5, entre Chivilcoy y Suipacha, pasadas las 13, con su Volkswagen Vento, el cual quedó destruido. Bello fue trasladado en ambulancia al hospital municipal de Chivilcoy, pero falleció en el camino según confirmó el director del nosocomio, Marcelo Martino.
El facultativo informó que Bello ingresó al hospital «ya fallecido» en ambulancia del servicio de emergencias 107, muerte producto de «múltiples y graves traumatismos de cráneo».
Las lesiones de los ocupantes del Audi no revestían gravedad, consignaron medios locales. Se trataba de una pareja oriunda de 9 de Julio, identificados como Rodolfo Ibarra y María Cristina Mache, ambos de 60 años.
A continuación transcri-bimos parte de la crónica que le dedicara La Verdad a su director:
Proveniente del mundo de la publicidad, Omar Bello era un apasionado de la información y un agudo observador de los efectos que ella producía sobre la gente.
Formado en agencias de reconocido prestigio de la ciudad de Buenos Aires, fue cumpliendo distintas funciones a lo largo de su prolongada trayectoria, en la que fue dejando marcas imborrables por su personal forma de ser y de actuar.
Agudo observador de la realidad, asumió el compromiso de dirigir el diario La Verdad en una nueva etapa del matutino, y le impuso una impronta personal con la que impulsó al medio en tiempos difíciles para quienes desean ejercer con libertad y a conciencia, el llamado de la responsabilidad social a través de la información.
A lo largo de su profícua producción, Omar Bello no eludió ningún tema que él entendiera de trascendencia para la comunidad y lo abordó en profundidad y sin ambages.
Así era él. Frontal, jugado y con la convicción de que quien asumía el ejercicio de la opinión, debía hacerlo por contar con una herramienta inestimable de cambio.
Convencido de que los medios tenían una función social, Bello no dudó nunca en asumir la defensa de posiciones difíciles, cuando avizoraba que el interés social o comunitario se debía imponer por sobre los sectoriales o de particulares.
Enamorado del cine y estudioso del séptimo arte como medio de expresión, era un entendido en ese rutilante mundo que lo llevó a inmiscuirse en los vericuetos del mundillo, principalmente cuando el cine tuvo su época de oro en Estados Unidos y Argentina.
Sus viajes por el exterior, eran oportunidades aprovechadas, para incentivar nuevos conocimientos y, rubricar in situ, en forma empírica, lo que supo aprehender en largas horas de lectura.
En su trato personal, se mostraba tal cual era. Su calidez y fuerte personalidad se amalgamaban para mostrar a un hombre que, forjado en la dureza de la vida, sabía escuchar y comprender a quien llegaba a él en busca de una palabra alentadora o en un duro trance.
Pero tenía como premisas el avance y el progreso, metas que imponía a quienes lo rodeaban en el cotidiano quehacer del medio, en una tarea incansable y con una capacidad de trabajo que lo caracterizaban.
La desaparición física de Omar Bello enluta al diario La Verdad y a quienes supieron valorar sus gestos y hechos que constituyeron una muestra de entrega en pos de la consecución de objetivos comunes.
Pero su fallecimiento, sólo marcará su alejamiento físico, porque su recuerdo permanecerá en la nueva etapa que plantea sus desafíos con una ausencia que será muy difícil de suplir.