Tras el conmocionante suicidio de un vecino de esta ciudad acaecido días atrás, y repasando su historia reciente, cabe preguntar si su muerte no pudo evitarse.
Meses atrás dicho vecino había sido protagonista de un hecho de violencia de género. Si esposa fue quien denunció a la autoridad policial que había sido objeto de malos tratos, amenazas y recibido lesiones producto del irascible comportamiento de su compañero, un hombre proclive a la ira, que sabía reaccionar en forma violenta y descon-trolada. También en la vida de relación, en su trato con algunas personas, dicho vecino supo exhibir un carácter poco proclive al razonamiento, con manifestaciones y hechos de violencia que lo identificaban como un hombre «de pocas pulgas» por usar una frase común para identificar ese tipo de personas.
Tras la denuncia de que fuera objeto y la intervención de la justicia, se resolvió su internación en un establecimiento psiquiátrico a los efectos de que recibiera un tratamiento adecuado, ya que según sus allegados «últimamente estaba fuera de control». Pero, no llegó a estar detenido más que un mes y días, resolviendo los facultativos que ya se encontraba en situación de ser atendido en forma ambu-latoria. Es así que abandonó dicho establecimiento, la justicia resolvió continuar su detención en una dependencia policial por un breve lapso de tiempo hasta que finalmente decretó su libertad.
Desconocemos si dicha persona continuó con su tratamiento psiquiátrico, pero lo sucedido, su suicidio, lleva a pensar que probablemente no haya sido correcta la decisión de darle el alta de la institución psiquiátrica a la que había ingresado luego de la situación violenta de carácter familiar que había protagonizado. Es indudable, a la luz de lo acontecido, que dicha persona no se encontraba en sus cabales, o por lo menos no lograba amoldarse a su nueva vida luego de los acontecimientos ocurridos. Su mente enferma lo llevó a tomar la peor de las decisiones. Tomó un arma, a las que era afecto, y selló su destino, no sin antes despedirse de los suyos. No encontró otro camino.
Tal vez su muerte haya podido evitarse.