“Era un crack para el billar, y como luz en el truco, y en el codillo fue el cuco del que saliera a jugar….!”
HECTOR GAGLIARDI (“El amigo de café”)
Fue de esos amigos que se ganan un lugar para siempre, con su bondad, sencillez y humildad…
De trato amable, palabra siempre acorde a cada situación, de sonido suave y agradable, demostrando que no se necesitan estridencias para comunicarse….
Hombre de hogar y trabajo, de esfuerzo, lucha y esmero en eso de ser esposo y padre, compañero y tutor de vida…
La vida le dio nombre, alias y apellido…Samuel Gutman, en los papeles y Lito de apelativo, y por méritos y prosapia, para siempre fue el Amigo.
Empleado de la Empresa de Teléfonos (de la época de la Unión Telefónica), casado de una vez y para siempre con Emilce Cattano, docente, compañera de la vida y madre de sus dos hijos, Myriam y Aníbal, que iluminaron el tranquilo otoño de su vida con el hermoso título de abuelo.
Como padre y esposo, con la serenidad del compañero amable y colaborador, fue el prototipo del esposo de hogar de empleados públicos, colaborando en las tareas de la casa, en el sostenimiento del hogar, pero guardando para su disfrute, espacios de tiempo, que lo llevaban, luego del almuerzo, o a la noche, cuando la esposa se ocupaba de sus hijos y preparar la tarea de docente, donde siempre se destacó, para llegarse hasta el club, tal vez su único vicio, y en amenas reuniones de amigos, jugar algún partidito de billar, donde supo demostrar sus condiciones, o alguna tenida, con los naipes, como para pasar el rato, en actividad de amigo social, donde supo marcar una senda. Y si cuadraba, cuando la noche se volvía cena reunidora, allí lo hallarían, y si hacía falta demostrar cualidades culinarias, también, como correspondía, estaría presente.
Y la vida fue sumando tiempo a su tiempo de existencia, para que Samuel Lito Gutman, escribiera con tranquilas letras de vida y ejemplo la historia de su paso por este mundo, donde infinitas secuencias de vivencias se convirtieron en un puñado de recuerdos, que lo perduran para siempre.
Y un día del comienzo de julio de 2015, con 86 años de tranquila existencia que marcaban su derrotero, este prototipo del amigo social, respetado y querido, nos dejaba un enorme vacío de ausencia…
Sus restos mortales tienen el descanso en el Cementerio Municipal, donde encontraron su lugar de reposo, porque su alma, hecha resumen de hermosos recuerdos, vivirá por siempre en el espíritu y el cariño de todos los que lo tratamos.