Como podrán comprobar nuestros lectores (tocamos madera), en las últimas semanas ha bajado el índice de los delitos contra la propiedad, especialmente entradas a las viviendas cuyos dueños están ausentes, arrebatos y otras modalidades de los «chicos malos», por llamar de alguna manera a aquellos menores y otros no tanto, asiduos clientes de la policía, que pasan por la puerta vaivén de la justicia, y vuelven a reincidir ni bien recuperan la libertad. Un jefe policial nos decía: «Créase o no, mientras la justicia los deja adentro baja el delito, son unos pocos los que se dedican a entrar a domicilios, hacer arrebatos, raterear y aprovechar los descuidos de los vecinos para llevarse lo que encuentran a mano. Como hay varios que por la acumulación de causas quedaron detenidos, la ciudad está más segura. De todas maneras nuestra tarea es la prevención y es por eso que los vecinos podrán comprobar que andan todos los patrulleros y el personal disponible por las calles».