Muchas veces los periodistas actuamos a manera de conejitos de indias intruciéndonos en algún servicio hospitalario para comprobar sus bondades o deficiencias, atento a las críticas de la comunidad, que las autoridades oficiales suelen negar.
Pero cuando las circunstancias de la vida real hacen que un periodista deba comprobar «en carne propia» si el servicio hospitalrio responde con eficiencia, rapidez y profesionalidad ante una urgencia, la situación pareciera ser otra. Y algo de eso ocurrió.
Un periodista de este medio pudo hacer esa comprobación, no como una prueba periodística a fin de establecer las condiciones de dicho servicio, sino por obra de una circunstancias real, acaso dramática, que lo mostró protagonista involuntario de esa comprobación.
El resultado no podría haber sido más satisfactorio. Recibido el paciente por el médico de guardia, éste actuó con total celeridad, manejando un equipo de auxiliares que de igual manera se comportaron a fin de establecer o mejor dicho restablecer los signos vitales del paciente, realizando electrocardiograma, análisis de laboratorio y distintas comprobaciones tendientes a arribar a un diagnóstico acertado.
Fundamentalmente no perdieron tiempo, segundo trabajaron con eficiencia y seguridad en la contención del paciente, realizando continuamente los controles necesarios para su estabilización. Paralelamente los trámites de derivación se realizaron con igual celeridad, y a dos horas y minutos de su ingreso al hospital, partía la ambulancia con el paciente hacia un centro de mayor complejidad, acompañado de una médica y una enfermera.
Quienes de alguna manera y a través de los años hemos recibido cataratas de críticas referidas al funcionamiento del hospital, así como también cientos y cientos de agradecimientos tanto a médicos como a enfermeras y demás personal, hemos sido permeables a todos, pero siempre desde nuestro sitial de periodistas, no como protagonistas. Esta vez así lo fue, nos tocó estar detrás del mostrador, como se dice, y el balance no podría haber sido mejor. Gracias a todos y felicitaciones a su director.
Vamos sin duda alguna por el mejor camino.