NUEVAMENTE EL FANTASMA DE LAS INUNDACIONES ACECHA A NUESTRO PARTIDO

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Los casarenses pareciéramos destinados a ver la misma película una y otra vez. Con imágenes que llevan impotencia y desolación, con pérdidas cuantiosas, problemas de comunicación, y el drama de la inundación, que todo lo puede.

Seguramente hemos aprendido mucho en repetidos ciclos que desde 1973 hasta 2003 castigaron muy duramente a la producción agropecuaria y a toda la economía casarense. Es por ello que debemos aprender de nuestros errores, no cometer los mismos que en lugar de llevar soluciones ahondaron los problemas. El tema de los canales clandestinos es uno de ellos, Hoy ya se está escuchando que propietarios de campos en su afán de liberar sus tierras del agua que las inunda realizan canales en detrimento de sus vecinos, sobredimensionando aún más la problemática. Es indicado por lo tanto dejar de lado mezquindades o especulaciones de tipo político que por lo general de nada sirven y solo agregan malestar y confusión. Tirar todos para adelante, proponer soluciones coherentes, no trabar el trabajo que se realiza para paliar las consecuencias del fenómeno, y de la mejor manera tratar de pasar este mal trago y afrontar sus consecuencias. Los imponderables de la naturaleza no pueden enfrentar a las personas. Por el contrario, deben encontrarlas unidas para contrarrestar lo que seguramente se vendrá, y establecer las prioridades para que el daño que cause el fenómeno sea menor y afecte lo menos posible a los pobladores de las zonas comprometidas, a los que hay que asegurarles fundamentalmente la comunicación, porque no hay nada peor que el aislamiento, con su sensación de pánico y frustración al tan solo pensar que ante problemas personales, de abastecimiento o de salud, no hay salida.

No vamos a decir «siempre que llovió paró» porque ese es un facilismo, responsable de muchos de nuestros males. La inundación es un flagelo al que hay que combatir con todas las armas. Pero con inteligencia, criterio y solidaridad, no a tontas ni a locas, con el «sálvese quién pueda» como única solución.

El fantasma acecha nuevamente. La comunidad toda debe participar de esta lucha, que si bien recién empieza, esperemos que muy pronto se termine.

 

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