Todos los seres humanos tenemos la necesidad de resolver el complejo sentimiento de la felicidad. Queremos ser felices, pero no nos damos cuenta que asociamos nuestra felicidad a determinadas circunstancias, a determinadas situaciones. Pensamos que, si tenemos tal trabajo, o aquel departamento, o aquella quinta, vamos a ser felices. Pensamos, si mi pareja es feliz, si mis hijos crecen sanos, si mi familia está completa somos felices… La felicidad es circunstancial, la asociamos a elementos externos. ¿Pero qué pasa cuando se pierden esas circunstancias, esos elementos? Perdemos el equilibrio. Perdemos la sensación de control y dejamos de ser felices.
La vida nos enseña que siempre tenemos circunstancias que están fuera de nuestro control, que no nos gustan. A mi entender, una de las herramientas más efectivas para no perder nuestra felicidad es la PAZ. Paz interior que sea inamovible por las situaciones externas. Si nuestra felicidad tiene base en la paz, seremos personas equilibradas, maduras, calmadas, asertivas, plenas. Crearíamos una nueva realidad personal y social.
¿Cómo logro la paz?
La paz debe nacer desde nuestro interior, sin que nada externo la afecte o modifique. Los griegos tenían una frase, “Conocete a ti mismo y conocerás el universo…”. Más allá de las interpretaciones a las que se puede prestar la frase, es evidente que el “conocerse a uno mismo” es más que un simple saber intelectual. Conocernos implica descubrirnos, entendernos, aceptarnos, conquistarnos. Conocernos es liberarnos, corregirnos, estudiarnos. Conocernos es mucho más, pero ¿Cómo empezamos este camino de autoconocimiento? Es sencillo, cuando queremos conocer a alguien pasamos tiempo con esa persona. Con nosotros mismos es igual. Si queremos conocernos debemos pasar tiempo con nosotros mismos. ¿Cuánto tiempo pasamos solo nosotros con nosotros mismos? sin celular, sin televisión, sin música. ¿Cuánto tiempo podemos soportar el silencio con nuestros pensamientos, el silencio con nuestras emociones?
Algo sencillo de hacer para conocernos, es mirarnos introspectivamente. Entender los “porqués”, “para qué” y “cómo” somos. Pasar tiempo con nosotros, con nuestros pensamientos, nuestras emociones. Sin distracciones, sin despistarnos. Todos tenemos cosas que cambiar, que mejorar, que dejar. Este es un primer paso para empezar. Podemos crecer como personas y crecer como sociedad. Todo depende de cuánto queramos ese cambio. Podemos seguir victimizándonos o ser parte de algo mejor, depende de cada uno. Cada uno es dueño de su vida, de su felicidad, de su paz.
Muchas gracias a El Oeste por el espacio, muchas gracias a ustedes por leer.
Facebook: asíLOVÉmaxi
www.asilovemaxi.blogspot.es