Verano, buenas lluvias y la mala hierba que crece… Los yuyales nos están tapando, y aunque tal vez parezca una exageración, quien de una recorrida por la ciudad puede observar altos yuyales en veredas, terrenos baldíos, y distintos sectores de la ciudad, tanto en el centro como en toda la planta urbana, que no sólo ofrecen un feo aspecto de descuido, sino que en el caso de los terrenos baldíos son focos infecciosos ya que anidan en ellos todo tipo de alimañas. En este último caso reiteramos que la comuna debe ser inflexible con los propietarios, aplicándoles fuertes multas o cargos por la limpieza de los mismos. Son terrenos que no están vallados, se ven cual una selva, y pese a valer una fortuna lucen abandonados como si no tuvieran dueño. En realidad la comuna debería obligar a los frentistas a que los tapialen, ya que el aspecto que ofrecen es lastimoso y va en detrimento de la estética de la ciudad.
En el caso de los yuyales en las veredas llama la atención su proliferación, siendo que hasta hace muy poco tiempo el aspecto de pulcritud y limpieza que ofrecía la ciudad era digno de elogios. Tal vez la gente de las cooperativas que tienen a su cargo ese trabajo esté muy atareada, pero debe dársele prioridad a ese trabajo porque la naturaleza no espera y en algunos lados dichos yuyales se han convertido en bosques.
No debemos olvidar que en pocos días más tendremos la Fiesta Nacional del Girasol, que convoca a muchos visitantes de ciudades vecinas y otros lugares más apartados, los que deben llevarse una buena imagen de nuestra ciudad.