En un par de notas de opinión al referirnos del notable auge de las redes sociales, hicimos hincapié en el mal uso que hacen de las mismas muchísimos adictos a dichos sitios, los que realizan todo tipo de comentarios descalificadores e insultantes hacia otras personas, difunden videos comprometedores y algunos en las fronteras de la inmoralidad, subiendo todo tipo de porquería en un afán de notar y hacerse notar. La crónica policial se nutre en muchos casos de degenerados que a través de dichos sitios seducen a menores o son vehículos trampas urdidas para reclutar mujeres para la trata de personas, o bien engañarlas con ofertas de trabajo con fines inconfesables.
Pero no todo es de ese tenor, muy por el contrario son muchas las personas que le dan un uso inofensivo y amigable, transmitiendo noticias familiares, fotos alusivas, acontecimientos y situaciones que no dañan a nadie en absoluto, así como otros prestan a través de las redes sociales servicios solidarios, y mantienen contactos de amistad con personas de lugares lejanos, transmitiendo e intercam-biando vivencias.
Otro rol de las redes sociales, en la que queda demostrado que son realmente efectivas, es cuando se las usa para hacer denuncias por violencia de género, verdaderos y angustiosos pedidos de ayuda por mujeres víctimas de maridos o compañeros golpeadores a los que no se animan a denunciar formalmente ante la policía, pero si en cambio lo expresan a través de sus sitios en redes sociales. Ello motiva como respuesta una verdadera cadena de solidaridad por parte de «amigos» en dichos sitios, los que animan a las víctimas a rebelarse y denunciar el drama por el que atraviesan. Gracias a las redes sociales se ha logrado efectos positivos que determinaron denuncias y posterior intervención de las fuerzas policiales y la justicia.
El problema tal vez consista en como depurar lo indeseable y dejar lo verdaderamente útil para uso y disfrute de quienes se comunican e interactúan a través de estas redes, sin las que millones de personas en el mundo entero, ya no podrían vivir.