Es bueno que los concejales debatan, discutan, eleven el nivel de sus exposiciones e instalen la idea de que la política también se puede intelectualizar. Tal vez sea por eso que desde hace alguna sesiones del cuerpo legislativo, se plantee desde la oposición una discusión sobre los valores de la ética, y se ponga centro en el comportamiento «poco ético» de algunos ediles del oficialismo, en especial del edil Emmanuel «Memo» Gemelli, blanco de un cuestionamiento recurrente a la conexión existente entre un proveedor de la comuna que es precisamente su hermano. Ergo, se dice que es poco ético que siendo «Memo» Gemelli un representante del pueblo en la comuna, ésta le compre insumos a su hermano, sentando cuanto menos una sospecha, a la que como no pueden llamarla delito, la hacen transitar por los carriles de la moral y el comportamiento humano. Ya lo planteaba Aristóteles, creador de la ética, en su estudio sobre el bien y el mal.
Lo que no se entiende muy bien es por qué razón se enarbolan con tanta vehemencia los valores de la ética, cuando si realmente el comportamiento de Gemelli vulneraría las fronteras de la ley, el camino apropiado e indicado sería la justicia. ¿A que gastar tanta cháchara como decía el célebre Senador y ex-Gobernador catamarqueño Vicente Leonides Saadi (f) en su memorable debate por el Canal de Beagle con el canciller Dante Caputo, hace de esto casi 32 años?.
Salvo excepciones que tienen que ver con normativas internas de cumplimiento obligatorio, que se regulan en un Código de Ética, la ética no es coactiva, por lo tanto no impone castigos legales.
No obstante es sano al ejercicio de la democracia que se debata sobre comportamientos éticos, pero debe saberse que rondar en forma permanente sobre dichos temas sin resultados palpables y concretos, como no sea la búsqueda de beneficios electorales, hace que el representado se pregunte si realmente se discuten problemas reales, o se hace uso de las tantas chicanas que suelen bastardear la política.