Te digo Diario, quisiera
que al escribir lo presente
me abracen todos los duendes
sublimes de la amistad,
para poder expresar
todo lo que mi alma siente…
Con el pecho abierto de nostalgias y los brazos cobijando los recuerdos, quiero decirte, Diario, lo que siento, con los callados gritos de mi alma… José Luis Di Meola, aquel amigo con el que compartí sueños y quimeras, el viaje que todos haremos ha emprendido, hacia el espacio del que solo se regresa a través de la memoria y el cariño. Aquel que con su canto lugareño, junto al Chuleta, el Laucha, Raúl y Horacio, se hicieron sonido, canción y abrazo en más de una noche de emoción y encuentro, cuando la flor de la vida, recién abría su pimpollo de juventud y alegría compartida y la esperanza era solo un sueño, los caminos iniciales recorriendo. El Colegio Nacional nos recibió en sus aulas, con la calidez de la gloria tan soñada, y fue allá por el sesenta y cuatro que nuestro camino por él se terminaba. La vida, en su marcha sin premura ni distancias, fue dando a cada uno su sentido, para formarnos el destino merecido, y la meta tan lejana y añorada. Y fuimos cada uno forjadores de lo que cada uno en su vida procurara, la felicidad la construimos todos, con la fe y el esfuerzo hecho argamasa, para edificar en terrenos de la vida, nuestro hogar, nuestra familia, nuestra casa. José Luis encontró en María José su compañera, madre de Juan Antonio, Alejandro y Joselina, y en ellos la alegría mas bella, que le pone calor de amor a nuestras vidas. Y la Imprenta y la amistad, su norte y guía, el motivo de su lucha y subsistencia, donde con tinta de la pasión más pura, escribía las páginas mas hermosas en el libro sagrado de la vida.
Por todo esto, digo convencido, con la mano sobre el libro de la verdad, como testigo, que José Luis Di Meola solo ha ido, de gira por los terrenos celestiales, donde van siempre esos amigos que son, por amigos, inmortales y que vuelven a nuestro lado cada domingo, a saborear los vinos ancestrales, para participar de nuestro brindis de cariño.
Porque nadie se va de nuestro lado, ni nunca se volverá olvido, si en su marcha por la vida se ha ganado, para siempre, nuestro reconocimiento más querido…
Luego de este sincero réquiem para el amigo, vaya la fría información de su deceso:
José Luis Di Meola, falleció el sábado 11 de junio de 2016, a la edad de 72 años, a raíz de un problema cardiaco. Hondo pesar causó en nuestra sociedad su inesperado deceso, que quedó demostrado en el acto de su velatorio y su inhumación en el Cementerio Municipal, el domingo 12, a las 9,45 hs., previo rezo del responso religioso en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Carmen.