El estilo payasesco de la corrupción kirchnerista y Cía. se sale del manual…
Si algunos quieren pensar que el kirchnerismo inventó la corrupción y que el resto de los políticos que gobernaron y gobiernan la Argentina se bañan en agua bendita están equivocados. Como también el pensar que el pueblo siempre se equivoca…
Pero no es ese el tema que nos ocupa, sino los estilos y formas de corrupción. En nuestro país las hubo de todo tipo, en las empresas, en los sindicatos, en los gobiernos, la corrupción atraviesa toda nuestra sociedad como también lo hace en el mundo entero. Pero el toque kirchnerista tiene como decía el célebre tango de Piazzola, «un no se qué» que lo hace distinto. Las famosas bóvedas en parajes sureños y el convento…sí, el tema del convento da para ser incluido en el libro Guinnes como una de las formas más descabelladas de corrupción. Millones que vuelan por los tapiales de ese hospedaje de religiosas, centro de paz y meditación, monjitas de 90 años escondiendo los morlacos que un ex-funcionario que comiendo ricos scones pretendía guardar en criptas de la capilla el producto de sus trapisondas. Ciencia ficción… no se registra en el manual de la corrupción algo igual.
Bah… igual no, pero tan loco, insólito y traído de los pelos como hallar una caja fuerte en el interior de un dragón alado que custodia un parque, es otra muestra de ese ingenio kirchnerista, o no tan kirchnerista si se quiere cargárselo a la mochila de un funcionario sciolista. Nos referimos al recaudador de la jefatura de gabinete del motonauta gobernador, habitante de un modesto country en las afueras de La Plata, denominado Abril, al que en un allanamiento le encontraron el susodicho y terrorífico bicho, que en su abdomen impuro guardaba una caja fuerte que dicen atesoraba el cloro y demás menjunjes que se usan para mantener limpia una piscina. Esta vez no encontraron plata, el dragón que portaba una bandera argentina les hizo pito catalán como diciéndoles «tarde piaron milicos, el cloro limpia todo, desinfecta las pústulas de la corrupción, mi patrón está limpito…»
¿Cuál será la próxima?, la pregunta es válida, probablemente los próximos actos de corrupción que se detecten, sea del gobierno que fueren, seguramente serán menos sofisticados, más serios, más recatados, respetando al prójimo, no burlándose de él con disparatadas ideas propias del surrealismo, aunque, claro, no dejará de ser corrupción, lo que cambiará sólo serán las formas y el estilo.
Resumiendo: sea con una cuota payasesca o pergre-ñada en un despacho suntuoso, la corrupción es la corrupción, millones y millones se escabullen bajo los escritorios, en bolsas en los baños, en cuentas en el exterior, en fin, la droga mata, pero la corrupción corroe los cimientos de una sociedad a tal punto que se vuelve moneda corriente y termina instalándose como un elemento natural de un mundo que se está yendo… a donde todos saben.