El trágico accidente del que resultara víctima una joven de 21 años que recién comenzaba a transitar por la vida, pone sobre el tapete un tema que cada vez que se toca genera polémica. Viajar de noche es peligroso, y en las circunstancias en que se encuentran hoy en día las rutas los riesgos se multiplican. Sin embargo se escuchan voces que consideran que viajar de noche es mejor, que las rutas están menos transitadas, y que con buenas luces es lo mismo que viajar de día.
El accidente en el cual perdiera la vida la jovencita Azul Alice ocurrió al filo de la medianoche. Si bien se desconocen con exactitud las causales del mismo todo hace presumir que si ese escenario se hubiera producido en horas del día con excelente visibilidad, quizás otro hubiera sido el desenlace. Se dice que un camión frenó sorpresivamente, que la casarense intentó evitar el choque yéndose a la mano opuesta, por la que circulaba otro camión contra el cual se estrelló. De día el campo de visión no sólo se limita al que muestran las luces de noche. Se ven las banquinas, se puede percibir con claridad la presencia y la cercanía de otros vehículos, en fin, el panorama es amplio, permitiendo resolver el problema con mayores elementos visuales.
En la suma de riesgos que se corren viajando de noche están los animales sueltos (en nuestras páginas hemos relatado decenas de accidentes trágicos en choques contra vacas y caballos), encandilamientos, las banquinas cuyo estado no se aprecia, vehículos que transitan sin luces traseras o con muy poca iluminación, pozos en la cinta asfáltica y la posibilidad de ser asaltados en caso de tener que parar por una emergencia.
¿Vale entonces la pena correr todos esos riesgos?. Salvo alguna urgencia, salir a la ruta de noche no se justifica. Las estadísticas en ese aspecto son contundentes, gravísimos accidentes con muertos y heridos ocurridos en horas de la noche, pudieron haberse evitado con luz de día.