Es evidente que el tema de la violencia de género, el «ni una menos», los distintos movimientos en defensa de la mujer golpeada han pegado fuerte en la sociedad en general, a tal punto de que hasta los jueces aplican condenas más severas a los golpeadores o asesinos que engrosan la crónica policial diaria como nunca antes se vio.
Y CASARES NO ES UNA ISLA…
El caso que días pasados se difundiera referente a un tema de violencia familiar que dio origen a la formación de una causa por Violencia de Género, siendo imputado el vecino Manuel Alfredo Blanco (a) «Belo», de 44 años, ha tenido una inusual repercusión a través de comentarios callejeros, redes sociales y distintos correos en este caso a nuestro periódico, la mayoría enviados por mujeres, condenando de todas formas la actitud de dicho vecino. Primeramente se comentó que Blanco se había apersonado en la casa de su ex mujer Beatriz Susana Aranda, propinándole una terrible paliza que «la dejó como muerta». Luego la información policial enviada a nuestro medio daba cuenta que evidentemente Blanco había agredido a su mujer dándole una tremenda paliza, siendo necesaria su internación en el hospital, pero las lesiones que presentaba su ex-pareja eran de carácter leve. Se supo a su vez que el propio hijo de Blanco que vive con su madre, salió en defensa de ésta, trenzándose en una feroz pelea con su padre, de la que salieron ambos muy lesionados, por lo que los tres pasaron por el hospítal.
REACCIÓN
DE LOS LECTORES
No sólo en redes sociales condenaban de mil maneras la brutalidad del agresor, sino también en varios correos enviados a nuestra redacción, pidiendo que la justicia le de una pena ejemplar, a la par que consideraban que nuestra crónica debió haber sido más condenatoria y severa para con el agresor. Que todos los golpeadores de mujeres deben ir a la cárcel, que la prensa debe escracharlos con fotos y pedir que la sociedad los haga a un lado.
DETENIDO DOS DÍAS
FUE LIBERADO
Blanco luego de haber prestado declaración fue conducido por orden del juez interviniente a la Subestación policial de Dudignac, donde estuvo un par de días, recuperando la libertad. Quienes lo conocen sostienen que es buen hombre, de trabajo, que frecuenta distintos círculos en los que se lo conoce mucho y por el sobrenombre de «Belo» -es un asador de primera- pero que con el tema de su mujer está obsesionado y ya son varias las veces en la que ha registrado comportamientos similares, por lo que se le había recomendado su asistencia a un psicólogo. Consultado un conocido abogado de éste medio, nos decía: «creo que esta es la última oportunidad que tiene, si vuelve a reincidir, le van a dar varios años de cárcel. Mejor que ni se le ocurra».