Ya nadie se casa por civil, pareciera ser una moda el «juntarse», y de paso ahorrarse los anillos, el vestido de novia, unos cuantos gastitos que deben hacerse cuando el casamiento reviste una formalidad. Los jóvenes reniegan de la institución del matrimonio, en realidad reniegan de las formalidades, y el pasar por el Registro Civil es una de ellas. No tienen demasiadas explicaciones, es como si sin anillos se sienten más libres, y en rigor lo son, ya que las separaciones rondan el 45%.
Hace 100 años, en 1917 con una población que apenas superaba los 15.000 habitantes, se registraron 116 matrimonios, el doble de 2016. Pero claro en aquella época el casarse era casi obligatorio, como el matrimonio religioso para no vivir en pecado. Los tiempos cambian, pero si la declinación de matrimonios sigue así, los fabricantes de alianzas se fundirán, y en el Registro Civil un casamiento será una rareza.
POR LA IGLESIIA
MENOS AÚn…
Si por el civil pasaron pocas parejas, por la iglesia menos aún. La tradicional boda religiosa con la iglesia iluminada, ornamnetada con flores, el auto lustroso trayendo a la novia de vestido blanco con cola y los invitados de punta en blanco, ya es historia. En todo 2016 se consagraron tan sólo 17 matrimonios en la parroquia local.