Cuando un docente se marcha,
camino de los recuerdos,
hay crespones negros en las aulas
y los libros guardan silencio…
Cuando un docente se marcha
se apagan luces de sueños…
El camino de enseñar y el de aprender van unidos, con el calor del saber que tiene al pecho encendido, donde el cariño y esmero educan más que los libros, con abrazos de maestros que son por sobre todo amigos. Y en ese cálido ambiente, donde la Escuela de Educación Técnica, la Industrial de tiempos idos, establece sus dominios, el ser humano es la fragua donde se funde el destino para hacer hombres de bien, con enseñanza y oficio. Y allí fue donde el Negro Kaht, como lo nombra el cariño a Horacio Ernesto Kaht, que de Villegas un día vino y se quedó para siempre en este suelo querido, y por más de treinta años fue docente y directivo. Allá por el 79, llegó un Maestro de Ajuste, que a jefe de taller fue ascendido, por sus méritos, merecido, cuando el establecimiento era dirigido por Norberto Herrera, Director y el Secretario era Pérez, el inolvidable Ramón Zenón. Y como el tiempo siempre marcha, sin mirar nunca para atrás, los plazos se van cumpliendo y llega el tiempo de jubilar. Y así llegó a Director el Profesor Horacio Kaht. Fue época de lucha grande para el porvenir de “la Industrial”, que logró su nuevo edificio, con más aulas, más personal y un taller donde se honraba ese camino que había iniciado aquel Chino sin igual. Casado con Yoli, por siempre su compañera de vida, que un hijo, Leonardo le dio para que lo llamara “papá” y que le perfumó los años de su postrero marchar con dos nietos, esos pimpollos que dan calor al hogar. Rodeado siempre de amigos, donde se destacaba principalmente Pascual Rampi, el Intendente, que tanto lo supo ayudar, y que le trajo al Gobernador Duhalde en momento de inaugurar. Siempre activo, casi sin pausas en su cotidiano marchar, pero serios problemas de salud, iban minando su andar. Con sus dolores a cuesta, y una diabetes tenaz, que le fueron amputando físico y tiempo para su andar. En agosto de 2015, le llegó la jubilación, como premio a su trabajo, a su lucha y su tesón. Joven aún, con 63 años cumplidos y con tiempo para marchar, se agravaron sus dolencias, la vida le marcó el final. El lunes 9 de enero, en Junín, donde estaba internado, la vida le dio su adios, su fuego se fue apagando y Horacio Ernesto Kaht, por un tiempo de recuerdos, se hizo silencio y abrazo…
Luego de este Réquiem de cariño, donde al Negro recordamos, haremos la crónica fúnebre que me solicitara el Diario. Horacio Ernesto Kaht, que a fines de 1970 llegara de General Villegas, para desempeñarse como Jefe de Taller de la Escuela de Educación Técnica, la querida Escuela Industrial, donde llegó a ser Director y donde se jubiló. Casado con Yoli, matrimonio donde naciera su único hijo Leonardo Gaspar, que bendijera sus años postreros con sus nietos Leito y Gaspi. A raíz de serios problemas de salud que lo obligaban a dializarse y, por la diabetes sufrir alguna amputación, estaba internado en la ciudad de Junín, donde lo sorprendió la muerte el lunes 9 de enero de 2017. Tenía 63 años.