Ambos hechos se asemejan por suceder en junio, pero fundamentalmente porque regaron con sangre el suelo de la patria.
El primero fue el ataque perpetrado por la marina de guerra que se sublevó contra un presidente (Juan Domingo Perón), que tres años antes había sido reelecto en elecciones libres y democráticas, con más del 62% de los votos.
Pero, ni el Almirante Samuel Toranzo Calderón, ni el Ministro de Marina Olivieri, que se plegó a los subversivos actuaron solos: recibieron el apoyo de la mayor parte de la marina, de la iglesia y de muchos civiles, importantes referentes de partidos políticos que, históricamente levantaban las banderas de la democracia, tal como el radical Zavala Ortíz, el socialista Américo Ghioldi y el Demócrata Nacional Adolfo Vecchi.
El bombardeo se efectivizó al mediodía, en horas de gran circulación de gente, sobre la plaza de Mayo y el edificio de la CGT, causando más de 300 muertes inocentes y 800 heridos, siendo atacados incluso los medios de transporte público cargados de ciudadanos.
Esta verdadera masacre quedó oculta por la prensa y los historiadores que a partir de septiembre del 55 apoyaron la revolución libertadora para algunos, fusiladora para muchos, de Lonardi, Rojas y Aramburu.
LA RENDICIÓN:
El 14 de junio de 1982, el General Menéndez se rendía ante el comandante británico Jeremy Moore: como consecuencia de ello, más de 1.200 argentinos, incluyendo el hundimiento del Belgrano, dejaban sus vidas en esa región, que es nuestra, pero que no se pudo recuperar por la vía armada como pretendía la dictadura de Galtieri. Miles de muertos argentinos y británicos dan testimonio de esa locura y los suicidios posteriores abonan este pensamiento. Las consecuencias nefastas nos obligan a todos a censurar todo tipo de enfrentamiento bélico, pero no a claudicar del derecho argentino sobre las Islas Malvinas que debe ser a través del diálogo, tal como lo expresó la presidenta en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Sólo con logros a través de ese objetivo podrán cicatrizar la heridas, pero aún así jamás olvidaremos a esos patriotas.
ALGUNOS PUNTOS SOBRESALIENTES DEL DISCURSO DE LA PRESIDENTE CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER EN EL COMITE DE DESCOLONIZACION DE LA ONU.
Acompañada por autoridades diplomáticas, funcionarios, legisladores oficialistas y de la oposición, ex combatientes y familiares de caídos, un malvinense y el tataranieto de Bernet, la Presidente Cristina Fernández de Kirchner desarrolló una pieza oratoria de excelente nivel donde fundamentó la posición argentina con sólidos argumentos; por ejemplo citó como antecedente importante el intercambio de ideas entre la diplomacia británica y la argentina durante la tercera presidencia de Perón en el año 74, con propuestas de soberanía compartida en nacionalidad, lengua y elección de autoridades, relación que se truncó con la muerte de Perón y el posterior golpe de estado en la Argentina.
Con ironía derrumbó la idea del referendum de los kelpers, sosteniendo que la OTAN (integrada por Inglaterra) no tuvo esa propuesta ni en Irák ni en Afganistán cuando estos países fueron invadidos.
Solicitó la apertura del diálogo como lo establecen los organismos internacionales, pues la contienda bélica fue producto del accionar de una dictadura no elegida por el pueblo argentino, que también fue víctima de ella.
También fue dura su crítica hacia el enarbolamiento de la bandera representativa de las Falklans (nombre dado por los ingleses a Las Malvinas) y a la actidud del Primer Ministro Cameron, pues dijo “Los triunfos en las guerras y las muertes no se festejan “ y asoció ésto a qué pensaría la canciller Ángela Merkel el 8 de Mayo día de la Rendición de Alemania ondearan banderas de festejos sobre la bandera alemana.
Como dato muy importante, fue el apoyo chileno avalado por otros países latinoamericanos para reiniciar el diálogo.
Fue la primera vez que un presidente habló en ese lugar y marcó un íto importante en la historia diplomática argentina.
Escribe: Prof. Daniel Lombardo