Dicen que quién puede lo más, puede lo menos. Nadie puede discutir que la obra pública en Casares es continua, que se construye asfalto, cordón cuneta, mejorado de calles de tierra, viviendas, rotonda, accesos, iluminación, tendido de cloacas, etc.etc, creemos que nunca se ha hecho tanta obra pública junta, pero no debemos olvidar que la mantención y reparación del pavimento urbano es también parte de la obra pública. Los pozos, desniveles, grietas y demás roturas en el pavimento urbano, que complican la circulación, son peligrosos para el tránsito de bicicletas y motos y dañan cubiertas de los automotores. Dichos baches o pozos se multiplican a tal punto de que el destrozo de algunas calles hace pensar que si no se los repara pronto, únicamente el problema se va a solucionar con su repavimentación.
Es explicable que los proyectos del municipio se centren en obras nuevas que la comunidad reclama, pero el mantenimiento de las que ya están es fundamental y necesario. Las quejas arrecian y quienes las formulan tienen toda la razón. Meter la rueda del auto o camioneta en un enorme pozo, romper una cubierta o sufrir un cimbronazo, es motivo de enojo, y siempre, invariablemente es al municipio que se le hacen los cargos.
Apelamos por lo tanto a que en la planificación de la obra pública se tenga en cuenta el mantenimiento del pavimento urbano y la reparación de toda rotura que entorpezca la circulación. Una calle rota es como una luminaria quemada, una cloaca que se rebalsa, un desagüe obstruido, un camino poceado, un servicio que no se cumple. Darle importancia y solucionar esos problemas es parte de las obligaciones que tiene el municipio para con los vecinos.
Es una pena que en un municipio en el que se trabaja bien, a conciencia y en la ejecución de un proyecto superador, con real visión de futuro, existan estas pequeñas máculas que empalidecen una gestión, que de otra manera sería impecable.