Cuando la historia marcha
compartiendo tu destino,
ha de quedarnos la marca
de tu huella en el camino.
Hay personas que en la vida dejan marca de su paso, como indeleble consigna que ni el tiempo ha de borrarlo, y que es para los recuerdos una escritura de honor. Así ha de quedar, seguro, el de Pedro “Piñe” Caprow, Patriarca de Moctezuma, donde su vida vivió. Con sus otros tres hermanos, Carlos, Marcos y Fito, hicieron empresa familiar en el comercio de equinos, que es recuerdo tan presente, que hasta se escucha el galope de “Los pingos moctezumenses”. Fito y Piñe eran los encargados de realizar transacciones, mientras que Carlos y Marcos atendían otras funciones. Recorrieron el país con sus propios camiones, dejando en todos sentado su honestidad y buen nombre. Pero tal vez en el fútbol, por ser deporte popular, Marcos y Piñe dejaron una huella singular. Hubo un tiempo que al equipo de Moctezuma decía, con respeto y admiración, “el cuadro de los Caprow”. Marcos, jugador habilidoso, Piñe, prestancia y rigor, marcaron con su presencia, el signo de su pasión. Y en esos tiempos era común escuchar el dicho aquel, “Si no tenés credencial, al área no llegarás, con Piñe en la marca, es seguro que la pelota pasará, pero el jugador jamás”. Era rudo su accionar, viril, con fuerza y pasión, pero poniendo en el juego su alma y el corazón. Y así Pedro y Marquitos dejaron huella que perdura en el deporte casarense y en la historia de Moctezuma.
Pedro “Piñe Caprow fue el último de los cuatro que emprendiera el camino hacia donde habitan las memorias y los recuerdos, y en su etapa madura, casi tocando la gloria, fue encargado y sostén de la vieja sinagoga, a la que entregó su esfuerzo, cariño y dedicación. Templo de fe y esperanza, de fe sagrada y amor, que desde sus viejas paredes hoy te llora Piñe Caprow.
Fuiste más que lo que narro, con pobreza intelectual, pero he querido con ello brindarte un adios final, con respeto y admiración, como corresponde brindar, a tu nombre Pedro Piñe Caprow.
En la Capital Federal, donde se encontraba, falleció en las primeras horas del martes 11 de abril, el apreciado y conocido vecino mocte-zumense, Pedro “Piñe” Caprow, integrante de una tradicional familia de dicha localidad, Tenía 86 años. era casado, padre de dos hijas, Leticia y Marta, y en sus últimos años era el Encargado de la Sinagoga de Moctezuma, actividad en la que, al igual a todas las que desempeñara en su existencia, cumplió con entusiasmo, responsabilidad y dedicación. Persona muy querida en su comunidad, su desaparición física causó gran dolor y pena. Sus restos mortales recibieron sepultura en el Cementerio Israelita el martes 11, a las 14 hs.
Con Pedro Piñe Caprow desaparece un vecino de patriarcal significado para la comunidad de Moctezuma que será recordado por siempre.
JUAN DOMINGO ONDANO