María Emilia Cerdá hija del conocido vecino Carlitos Cerdá nos cuenta su maravillosa experiencia en el país asiático de milenaria cultura, cuya población de 1300 millones de habitantes es la segunda en el mundo después de China.
Una maravillosa y enriquecedora experiencia vivió la joven María Emilia Cerdá en su estadía por 4 meses en la India, un país diametralmente distinto culturalmente y socialmente con el nuestro. En diálogo con El Oeste, María Emilia nos cuenta los motivos del viaje como así también las vivencias en el milenario y populoso país.
-Has vivido una experiencia muy enriquecedora en un país no muy habitual como destino de los argentinos. Dónde fuiste y con qué objetivo?
-Estuve en la India por 4 meses. El viaje fue, principalmente, para aprender Yoga. Mi idea fue ir, conocer y aprender en el lugar donde se originó esta disciplina, este estilo de vida. A partir de distintos cursos tuve un itinerario que me permitió conocer lugares importantes a medida que viajaba y aprendía.
-La disciplina del Yoga la aprendiste directamente allá?
-Antes de ir practiqué algunos meses acá, preparándome para los cursos que eran intensivos, de un mes e internados. Todo el día con clases de Yoga, teóricas, físicas y de filosofía para lo cual hice dos instructurados. Lo de Yoga se divide en 200 horas y 300 horas que son distintos niveles de cursos. Yo hice primero 200 horas en un estilo particular que es Ashtanga, que es un yoga dinámico y terminé con 300 horas de multiestilo como para complementar la formación con otros estilos como yoga para embarazadas, para niños, restorativo…
-Cómo te pudiste desenvolver en un país tan distinto en todo sentido al nuestro?
-Al principio, cuando llegué, fueron 20 días previos al inicio del primer curso bastante difíciles…en realidad no la pasé muy bien. Hubo un shock cultural muy grande y nunca, a pesar de haberlo investigado primero, me imaginé que iba a ser así. Fue muy difícil andar por la calle, viajando sola y allá, en su cultura no comprendían, no entendían que una mujer joven (Emilia tiene 21 años) pudiera andar por la calle sola y tan lejos de su país. Los primeros días fueron muy difíciles pero una vez que pude acostumbrarme, adaptarme a todo eso fue muy lindo e interesante.
-Qué es lo que más te impactó de esa cultura milenaria y misteriosa?
– Lo que más me impactó fue la espiritualidad de la gente. Es impresionante… en cada cuadra ves un templo, donde tenés desde los gigantes que impresionan por su edificación y hasta los pequeños con una sola vela y algunas flores, donde en todos ves gente orando siempre.
-Dónde estuviste?
-Llegué en vuelo a Nueva Dehli y me fui directamente a Varanasi que para los hindúes es la ciudad espiritual por excelencia, por donde pasa el río Ganges . La gente que puede va a morir a Varanasi porque se creman en los gats, que son las escaleras del río… En Varanasi es todo muy espiritual, muy sagrado pero a la vez muy shockeante por todo eso, porque podés ir caminando por la calle y ves gente cargando muertos en camillas de caña.
Estuve en Agra a ver el Thaj Mahal y después me fui a Goa a hacer el primer curso, recorrí otras ciudades y así llegué a Rishikesh que es la capital del Yoga.
-Y como viviste la relación con la gente?
-Como me moví por fuera del circuito turístico tradicional viví un poco más su cultura y me resultó muy interesante. Son totalmente distintos culturalmente a nosotros. Allá, como te dije antes, no entienden que una mujer joven viaje sola, sin un marido. Allá me preguntaban sobre muchas cosas que hacen a la familia. No comprenden, por ejemplo, que una pareja pueda tener hijos sin casarse, la mayoría de los matrimonios son arreglados entre los padres donde en gran proporción, los que se casan no se conocen antes del casamiento.
El mate directamente no lo conocen. Ellos toman chai, que es leche hervida con un poquito de agua, mas sala, que es un condimento, un poco de jengibre rallado, pimienta y azúcar. Toman un montón de tacitas al día…por la calle, en todas las esquinas hay puestitos de chai, es riquísimo y se toman como quince tazas al día y es su punto de encuentro, como el mate vendría a ser el nuestro.
-Pasando al objetivo de tu ida a la India, aprender Yoga. Fue lo que esperabas, imaginabas?
-Antes de ir había hecho algunas averiguaciones sobre los lugares donde iba a estudiar. Pensaba hacer un solo curso, el de 200 horas y después, como me gustó tanto, y encontré este de 300 horas que era mucho más completo, decidí hacerlo.
Yo me imaginaba que iba a ser enriquecedor y que iba a ser bastante intensivo porque era un mes entero para hacer 200 horas, físicas y teóricas de yoga, pero nunca me imaginé que iban a ser así, sobre todo el segundo curso de 300 horas, donde tenía a todos los profesores hindúes y todos con sus tradiciones, sus costumbres transmitiéndote toda su espiritualidad en la clase… fue impresionante y realmente nunca creí que iba a aprender tanto en tan poco tiempo.
-Muchos presuponen que el yoga solamente son posturas físicas. Es así?
-Es mucho más que eso. Es un estilo de vida y si uno se queda puramente en lo físico, nunca va a ver los beneficios del yoga.
-Bueno, y ahora María Emilia, cómo transmitirás todo este aprendizaje que recibiste en la India?
– Los interesados pueden recibir mayor información en mi espacio en FaceBook se llama Ganga Ma Yoga, donde están publicados los horarios y aranceles y en Move, Escuela de Danzas, ubicada en Av. Maya 170 . La idea es combinar distintos estilos, ir viendo, depende del día, de la gente sobre que les interesa más y las clases van a ser aptas para cualquiera, con variaciones de acuerdo a cada alumno.
-Mi intención es transmitir un poco de todo lo que aprendí allá y que la gente pueda entender el Yoga como algo más que un ejercicio físico o de relajación, que vea que hay mucho más allá de eso y que es un mundo nuevo e integral que ayude a una mayor tranquilidad con uno mismo, afrontar la vida desde otro lado, afrontar situaciones difíciles con más calma, mayor armonía, paz, equilibrio… en definitiva vivir mejor.