Suele usarse el nombre de Nicolás Maquiavelo, considerado el padre de la ciencia política, autor del célebre tratado de doctrina política El Príncipe, para definir hechos y circunstancias en los que con total abstracción de la ética se persigue un fin cuyo resultado justifica una determinada acción por más reprobable que ésta sea. Aclaremos que la famosa frase atribuida a Maquiavelo El Fin Justifica los Medios no se encuentra en El Príncipe, si bien el pensamiento del famoso filósofo político y escritor italiano era sin duda ese.
En el entorno de la organización (en rigor el intendente minimizó el hecho) de la exitosa Maratón Solidaria realizada recientemente, la acción de vestir al ganador de la prueba con una camiseta publicitando el partido oficialista Cambiemos y la postulación de un candidato local fue entendido como una provocación con fines políticos electoralistas, usando una cruzada comunitaria como lo fue la Maratón Solidaria organizada por la comuna a beneficio del Hospital Municipal.
Decían los detractores de ese acto, que sólo puede explicarse un hecho de esa naturaleza cuando quien lo idea y aquellos que lo llevan a cabo, están en las antípodas de quienes alientan y estimulan a los vecinos a ser partícipes de realizaciones como la nombrada Maratón Solidaria, cuyo fin fue el de contribuir al mejoramiento del sistema de salud municipal, usando medios nobles como la participación multitudinaria y el apoyo económico para la concreción de los fines propuestos.
Y agregan destilando tirria: “¿Un voto más justifica una acción tan deleznable?. Creemos que no, y así ciertamente lo creerán miles de casarenses que lucían camisetas naranjas con la inscripción del motivo solidario que allí los congregaba. Ellos no promocionaban a ningún candidato político.
Hasta aquí el sentimiento de enojo, pero ¿por qué no pensar que fue una jugada política, una travesura para muchos ingeniosa con el fin no de boicotear un acto solidario sino el de aprovecharse de un acontecimiento oficialista para darle un condimento de ingenio opositor inofensivo?
Si vamos a teñir la política de negro, sin el variopinto color de la astucia, el ingenio, el efectismo, terminaremos en una historia medieval de Montescos y Capuletos, sumergidos en una trágica pelea sin fin.
Que las acciones maquiavélicas no sean un común denominador, pero tampoco que veamos al enemigo en nuestros vecinos, que al fin y al cabo no hicieron más que generar una situación anecdótica y acaso de humor.
Es de desear, y ahora así hablemos de política, que las diferencias que hoy los distancian se diriman en una maratón los próximos meses de agosto y octubre, y que en esa carrera democrática, sepulten a Maquiavelo y que “gane el más mejor” .