Por resolución de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, dice en su Art. 1º :»aquellas instituciones educativas que permanecieron sin actividad educativa durante días hábiles , a partir del ciclo lectivo establecido para cada nivel y en Modalidad, deberán elaborar un plan de continuidad pedagógica que se implementará en los días 17 al 21 de julio del corriente año».
En su art.2 dice lo siguiente: « Indicar que las instituciones alcanzadas en el artículo precedente que aún no haya completado el período de encuentros presenciales citados, deberá completar los mismos en los días asignados a las jornadas institu-cionales».
En los extensos conside-randos de tal resolución establece que tal medida se toma a fines de garantizar el pleno ejercicio del derecho a la educación , la continuidad pedagógica de los aprendizajes y la cantidad de CIENTO OCHENTA (180) días mínimos de clase, la continuidad de mantener encuentros presenciales con los alumnos durante el receso invernal.
Tal resolución, con la firma del Director General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires Alejandro Finocchiaro, no explica como harán aquellas familias que quieran salir de vacaciones de invierno y tengan dos hijos, uno de ellos en el Jardín de Infantes, que en Casares permanecieron abiertos porque los maestros no hicieron paro, y el niño restante en una escuela cuyos maestros hicieron paro y por lo tanto no dieron clase. Esa familia deberá optar por no salir de vacaciones o no enviar a la escuela a aquel niño que no recibió clases por el paro. Y como esos ejemplos habrá muchos, incluso se plantea a nivel de los docentes, si a aquellos que se les descontaron los días que hicieron paro ahora le devolverán el dinero cuando deban cumplir con la resolución aludida.
Nadie puede discutir que los días de paro docente son días perdidos para los chicos, pero al implementar medidas como la transcrip-ta deben tenerse en cuenta los múltiples inconvenientes que pudieran presentarse.
Hemos podido comprobar que a nivel de los docentes existe con tal resolución una disconformidad general, por entender que es de muy difícil aplicación, y puede hasta ser resistida por los gremios y ahondar aún más el problema existente.
Es de esperar que la medida se revea o se ajuste a un criterio más acertado a fin de no perjudicar aún más la relación de por sí conflictiva con los docentes. Medidas de este tipo u otras que se tomen para intentar recuperar los días de clase perdidos deberían ser consen-suadas con todos los actores del sistema a fin de evitar resistencias y conflictos.