El descabezamiento de la cúpula policial local y el secuestro de 2 kg. de cocaína muestran a Casares -lamentablemente- como un lugar de alto consumo de droga. Se estima que la gobernadora Vidal bajó línea para se ponga en marcha un basto operativo en toda la Pcia.
La calle sigue siendo un hervidero de comentarios respecto al procedimiento cinematográfico de gen-darmería en el allanamiento e intervención de la comisaría local como si se hubiera tratado de una guarida de terroristas. Despojaron a todos los efectivos de sus armas, metieron preso al Jefe Distrital y al Jefe de calle, demoraron al jefe de la comisaría y a otros efectivos, allanaron sus domicilios y a su vez numerosos domicilios casarenses en un procedimiento «integral» de drogas ordenado por la justicia. Fue detenido el principal sospechoso Silvio Patricio Moralli, hijo de una conocida e intachable familia de nuestro medio a quien en su domicilio le fueron encontrados 1.850 gs. de cocaína fraccionada en paquetitos lista para su venta así como armas, dinero en efectivo (100 mil pesos), teléfonos y otros objetos de interés para la causa. Moralli es consumidor, al principio se mostró colaborador de las fuerzas que hicieron el procedimiento, pero luego se descompensó fruto de la abstinencia, por lo que fue internado, debiendo ser derivado a la sala de terapia intensiva donde se inició su recuperación poniéndolo en coma inducido.
Fue detenida su esposa, de nacionalidad colombiana, implicada en la distribución de droga, otra colombiana, conocida en nuestro medio por ser profesora de baile (Bachata), los casarenses Tucho Cartasso, Mauro García y Soledad González en su calidad de pasadores, quedando ésta última en libertad. En cuanto a los policías detenidos, el comisario Vacaro y el Principal Bergonce se les imputó los delitos de cohecho y complicidad.
ALTO CONSUMO EN CASARES
El resultado de los allanamientos dejó asombrados a los mismos jefes del operativo. No imaginaban encontrar en Casares semejante cantidad de cocaína. Casi 2 kg. es una cantidad demasiado elevada que permite suponer que son muchos los adictos en nuestra ciudad, entre quienes seguramente figurarán demasiados adolescentes y jóvenes. Tampoco se descarta que pueda haber otros distribuidores (en rigor los comentarios de la calle dicen que sí), lo que complicaría aún más el panorama. Se comenta con insistencia que los policías presos tenían un grado de complicidad con Moralli, y ello habría quedado demostrado en una grabación en la que se escucha un diálogo entre el dealer y la policía. El jefe de la comisaría, Sergio Cervigno que en principio estuvo demorado sólo ofició de testigo, recuperando la libertad, al igual que el policía Basso cuya casa fuera allanada.
¿Y AHORA?
Da para pensar. El procedimiento lo hizo la justicia precisamente porque la policía estaba implicada. Es evidente que contaban con elementos ciertos para consumar el procedimiento. Y la pregunta del millón es: ¿Qué repartición se ocupará de ahondar ahora la investigación y evitar que quien le proveía la droga a Moralli no busque otros distribuidores?. Esos 2 kg. no los tenía para hacer stock, seguramente su comer-cialización iba a ser inmediata entre sus muchos clientes. Esos clientes, llamados vulgarmente faloperos están ahora sin droga y desesperados por procurársela. Alguien se va a ocupar de abastecerlos. ¿Quién se ocupará de investigar?. La cúpula policial fue desca-bezada, el comisario designado está en forma provisoria, por lo que se supone que el que quede al frente de la Comisaría y quien sea designado como Jefe Distrital tendrán que formar sus cuadros y empezar de cero. Mientras tanto los adictos locales están como esos pichoncitos de gorriones que con el pico abierto esperan la comida que les trae su madre. El tema es complejo, no basta con el procedimiento que se hizo, que fue acertado y exitoso. La droga mueve cientos de miles y hasta millones de pesos, nadie va a querer perder un negocio tan fabuloso. Cabe esperar que los responsables de luchar con los miserables que envenenan a nuestro jóvenes, lo entiendan así.
Silvio Moralli. Hijo de una buena familia eligió el peor camino. Lo suyo no tiene atenuantes.