Hay personas que por el brillo especial de su presencia, hecha de humildes acciones, pero llenas de honestidad y amor que son como verdaderos Cometa Haley de la vida, nos dejan de su paso una hermosa estela de recuerdos y vivencias, que permanecen por siempre en el universo de nuestros sentimientos. Y esa estela que cruza nuestro firmamento de cariño y amistad, ilumina con el brillo indeleble de sus acciones y procederes que son esa luz que como lámpara votiva del espíritu, nos alumbra permanentemente nuestros recuerdos.
Así, se me ocurre, es la representación que mejor define la personalidad de Cayetano José Arista, Tito para el cariño que lo nombraba en la vida.. La tarea que realizaba, con dedicación, responsabilidad y esmero, fuente de humildes ingresos con los que construyó su vida y mantuvo su familia, tenía el brillo y la luminosidad de un cometa, estela que dejaba la huella de su paso. Y como el emblemático Haley, la existencia de Tito Arista se prolongó como la duración del tiempo que tarda el cuerpo celeste en completar su aparición en el cielo de la tierra. Entre 76 y 78 años, Haley nos regala su presencia.
Cayetano Arista, el mayor de los tres hijos de Rosario Arista, empleado municipal, y Eva Vázquez. Como su padre también tuvo su lugar de conchavo en el Municipio. Allí, siempre en el Palacio Municipal, se desempeñó como Ordenanza, siéndolo en sus últimos años, hasta su jubilación, en el Concejo Deliberante. Siempre callado, responsable, respetuoso, lo que le valió ganarse el aprecio de superiores jerárquicos y compañeros de tareas. Casado con Emilce Suárez, formaron un hogar, bendecido por tres hijos, Liliana, Fernando y Verónica, que le dieron un puñado de nietos, que como ramos de No me Olvides, la flor del amor, perfumaron de soles el otoño de su vida.
Y llegó el día que la vida premió su esfuerzo laboral y recibió la merecida jubilación, premio a sus muchos años de dedicación, pero el alejamiento de lugares queridos donde realizó la tarea, el trato con los compañeros y amigos, porque eran eso los jefes y colegas, pusieron nostalgia a su existencia y comenzó a espaciar sus salidas para disfrutar en la paz del hogar la compañía de sus nietos y recibir el cariño de familiares, vecinos y amigos, que iban a saludarlo.
Y el paso de los años, la nostalgia de la actividad de su vida, fueron haciendo que la salud del bueno de Tito comenzara a mostrar sus falencias. La atención de su esposa, las constantes visitas de sus hijos, nietos y amigos, fueron la inyección de optimismo que le ayudaban a capear el temporal. Pero el destino, inexorable, marca los caminos de nuestra existencia, acelerando los tiempos de las dolencias y el martes 11 de julio la vida buena de Cayetano José Arista, a los 78 años de existencia, se volvió recuerdo, que como el Cometa Haley del comienzo de nuestro relato, recorrerá el firmamento de nuestra memoria y sentimientos, para que Tito siga presente.
El profundo dolor que significara su partida se vio reflejado en el acto de su velatorio y la inhumación de sus restos en el Cementerio Municipal, el miércoles 12 a las11 hs., previo responso religioso rezado en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen.
El jueves 13, al finalizar la Sesión del H. Concejo Deliberante, concejales, empleados y asistentes, de pie, hicieron un minuto de silencio como prueba de reconocimiento y homenaje a quien había prestado servicios varios años en la repartición.