Con las voces sublimes del gol
nacidas en domingos de antaño,
cual dorados reflejos de sol,
se oirá siempre el grito sagrado.
Inmortales serán esos nombres
de los guerreros que un día supieron
ponerle a la tarde colores,
alegría y emoción a los pechos.
Cada vez que un gol sea festejo
sus apellidos vendrán del recuerdo….
“Guerreros del Gol” – Juan D. Ondano
“Desde las tardes de aquellos domingos que el fútbol de fiesta vestía, la nostalgia nos devuelve el grito que enrojeció mil gargantas de fiesta, con aquellos nombres y apellidos que esa hermosa historia escribieran. Y el recuerdo se hará sentimiento, emoción, festejo y bandera. Y un abrazo se volverá el canto, con que canto esa historia sagrada, guerreros del gol que pintaron con colores de gloria las canchas…”.
He querido comenzar este Réquiem a quien fuera un grande de la historia futbolera casarense, con esos versos que un día escribiera, incluyéndolo entre esos guerreros del gol de mi admiración. Porque, sin dudas, Juan Carlos Binda, Carlitos como lo definiera el cariño de la afición futbolera, es uno de esos hitos fundacionales del acervo de nuestro fútbol lugareño.
Junto a sus hermanos Angel (Yeye) y Mario (Piraña), formaron un trío inolvidable y que han quedado grabados en la historia deportiva casarense. Si bien los tres jugaron juntos en distintas instituciones locales, Angel fue ídolo en Atlético, Mario jugó en Gimnasia y Esgrima de La Plata y Carlitos lo fue en Sp. Huracán, donde integró Comisiones Directivas, fue integrante del equipo de Ajedrez de la institución y asiduo concurrente a las distintas actividades que se realizaran en la entidad de la calle Monseñor D´Andrea. Es recordado el hecho que en 1952 consagrara a Sp. Huracán y Deportivo Casares como campeones compartidos, así lo proclamó la Liga Casarense, pues tras la realización de algunos partidos desempate, luego de haber igualado el puntaje al final de Torneo, no podían establecer la diferencia definitoria. Y Carlos Binda fue autor de goles decisivos en esa definición.
Fue empleado de jerarquía en la firma Tomás Hermanos, por muchos años, que le valieron ganar el respeto y cariño de empleados, compañeros de trabajo y clientes, la gran mayoría chacareros y productores agrarios, ya que era el responsable del sector de Comercialización y Recepción de Cereales, tarea que cumplió con responsabilidad, dedicación y empeño. Allí, luego de su largo periodo de permanencia, logró la merecida jubilación.
Casado con Silvia Coca Vita, formaron un hermoso hogar al que bendijeron sus hijos Silvia y Gustavo y sus nietos Federico, Francisco y María Emilia, que pusieron la calidez del sol de primavera en el prolongado otoño de su vida.
Su existencia transcurría tranquila y apacible, con el disfrute de esos años postreros, con una lucidez tan brillante, que le permitió hasta no hace mucho tiempo, conducir su automóvil por las calles de nuestra ciudad y hasta hace un par de años atrás, se animaba a andar por las rutas. Pero el paso del tiempo, como la gota que horada la roca, fue minando su magistral resistencia física, y como aquel guerrero de la futbolística cita, un día entregó sus armas al destino que lo reclamó como integrante del celeste espacio donde moran los recuerdos más queridos. Y hacia allí partió en un amanecer de julio, con la satisfacción de un deber totalmente cumplido.
En su último viaje, hacia su descanso terrenal en el Cementerio Municipal, realizado el martes 18 a las 15,30hs., luego del rezo religioso realizado en la iglesia Nuestra Señora del Carmen, el dolor hecho homenaje y reconocimiento de familiares, amigos y vecinos lo acompañaron con la llovizna del adios en sus miradas.
Adios Juan Carlos Binda, querido Guerrero del Gol y Capitán de la Vida.
Juan Domingo Ondano