Tras un largo silencio y su comentada y letal ausencia en la Sesión Preparatoria del Concejo Deliberante, el concejal Jorge Zabala se dirigió a la opinión pública y esbozó las razones de su no concurrencia a dicha Sesión, no sin antes expresar su firme determinación de «no ser parte de la manipulación y la mentira», cargos estos que sin lugar a dudas quienes bebieron las mieles de su liderazgo en Pro y los avenidos a la alianza Cambiemos lo niegan, aunque en el fondo esas palabras encierran la determinación de Zabala de continuar ejerciendo el rol que le confío la ciudadanía, aunque sería bueno que lo explicite y despeje dudas respecto a su futuro rol en el HCD.
Zabala de ser el bueno de la película se transformó para sus pretendidos asociados (no olvidemos que hizo bloque propio) en un demonio que les cortó las alas de un vuelo sin escalas hacia el 2019, al privarlos de ejercer una oposición más contundente comandando el Cuerpo Deliberativo como lo hubieran deseado.
A la luz de lo acontecido y usando el humor popular podríamos decir que Zabala se comió al caníbal. Por eso quizás tanto enojo al suponerlo frágil e irresolutivo, ninguneado (así él lo dice) por propios y ajenos, que al descontar su falta de coraje, no le vieron los dientes y creyeron que se iba a disciplinar a libro cerrado. Hoy tienen un problema, lo siguen golpeando, como aquel que elige al enemigo. ¿Pero es el enemigo Zabala, o una creación de quienes se olvidaron que era el amigo?.