Puertas afuera la Nochebuena fue aburrida, apenas unos bocinazos, nada de «cuetes», ni cañitas voladoras, tampoco bombas y menos fuegos artificiales
¡NAVIDADES ERAN LAS DE ANTES!, pasadas las 12 de la noche y celebrada la Nochebuena en los hogares, el ruido y los festejos se trasladaban a las calles, y comenzaba el estruendo de cohetes, cañitas voladoras, bombas y los que más podían gastar arrojaban coloridos fuegos de artificio. Hasta no faltaba alguno que descarga los 6 tiros de su 38, sumándose al festejo. Este año en cambio reinó la calma, escuchándose tan solo algunas contraexplo-siones de las motos y pare de contar. La prohibición de la pirotecnia hizo que no se habilitaran locales de venta y si alguien tiró algún «cuete» lo trajo de otro lado.
Ganaron los perros, que no se tuvieron que esconder ante el ruido de las explosiones, en esta nueva moda de eliminar la pirotecnia, que en cualquier momento se prohibe en toda la provincia según ha insinuado algún legislador que presentará un proyecto en la Cámara de Diputados provincial.
La pirotecnia y su invención estaría ligada a la invención de la pólvora en China, en 1200, pero algunos sostienen que sin pólvora y otras combinaciones de azufre, carbón y salitre ya era conocida entre los años 600 y 900. Por más de 1400 años la pirotecnia tuvo un significado festivo en todo el mundo, el cierre jubiloso de acontecimientos gratos, que poco a poco parece llegar a su fin, por lo menos en estas pampas donde cada vez son más los pueblos que la han abolido.