Las colas, un mal de este tiempo, que curiosamente se ha convertido en una costumbre casarense. Y nos referimos a las colas en los bancos, con esperas interminables, clientes que sacan números y deben esperar horas para ser atendidos. Colas en los RapiPago, allí se concentran vecinos que abonan facturas de servicios, seguros, multas, resúmenes de tarjetas, patentes, cuotas de planes, expensas, y lo que uno pueda imaginarse. También allí hay colas, esperas matadoras y tiempo que se pierde. Colas en los cajeros automáticos. Sea para retirar la plata diaria, cobrar las jubilaciones, sueldos, depositar, abonar, en fin, hacer trámites bancarios que no necesitan atención del personal, pero que exigen eternizarse en las colas, que en los primeros días del mes terminan con la paciencia del más pintado. Y como si eso fuera poco… colas en los consultorios médicos que atienden PAMI, con pacientes que van con las primeras luces del día para evitar las esperas, o avejentarse en los consultorios, a veces sentados, a veces parados, anudando conversaciones o mirando televisores mudos. Y colas en las farmacias, en la ANSES, hasta en las estaciones de servicio.
Incluso las colas han cambiado las costumbres. Por ejemplo de aquellos que sacan números en los bancos y sacrifican su almuerzo para merodear el banco en esas horas y cotejar por qué número va, algunos vuelven a sus casas a almorzar y lo hacen mirando el reloj, y otros prefieren quedarse, no sea cosa que pierdan el turno.
Queda para el comentario o la crítica si se quiere el investigar la razón de esas interminables colas, que mucho tiene que ver con la escasez de personal en bancos, oficinas públicas, lugares de pago, etc., etc., etc., lo que hace que la atención vaya lerda, lo que también se refleja en la poca cantidad de cajeros en cada entidad bancaria.
Los tiempos han cambiado, muchos aseguran que para mejor, que todo se ha simplificado, que por Internet se paga, se cobra, se deposita, se sacan turnos, pasajes de avión, se compra y se vende, y se transfiere, pero en algunas cosas no se nota, lo del almuerzo es cierto, se enfrían los tallarines por un empleado lenteja o por una máquina que te traga la tarjeta, o una mujer que va con el nene en brazos a sacar plata. «Todo tiempo pasado fue mejor», dicen algunos, y a veces vale darles la razón….
LA ULTIMA
Como comentáramos en anterior edición, el Banco Central por Comunicación «A» 6457 autorizo a los bancos a expander sus servicios y poner bares o cafeterías en el interior de sus sucursales donde se podrá utilizar el teléfono celular y estar conectado a las redes wiFi. Bueno…al menos la espera será más placentera, y si permitieran algún show musical, mejor aún…