Cual si el tema del aborto fuera tabú, en Casares nadie habla del movimiento para su despenalización o no, que en el Congreso Nacional ya se está tratando desde el martes 10 del cte. con audiencias en las que se prevé la opinión de más de 1000 expositores en todo el abanico de la escena nacional. Un proyecto que ha movilizado a millares de ciudadanos los que se manifiestan en la puerta del Congreso desde posiciones antagónicas, intentando hacer conocer su posición al respecto.
Del aborto en Casares no se habla, como si aquí jamás hubieran existido, cuando en realidad existieron y existen cotidianamente, por lo que bien mereciera que aquí también se debatiera sobre la posibilidad de su despenalización que es lo que se discute y puso sobre la mesa el gobierno nacional. El Oeste intentó vanamente obtener la opinión de vecinos de las distintas capas de nuestra sociedad, los que esquivaron el bulto prefiriendo no opinar sobre «un tema tan delicado».
Casares no es un mundo aparte, aquí la práctica del aborto fue patrimonio de parteras y médicos pero también en gran medida de «comadronas» que hacían abortos en sus casas, lejos de toda previsión, con métodos cruentos que en muchas oportunidades han terminado mal. Se ha llegado y también en forma cotidiana a practicar abortos en el mismísimo hospital, al punto -y esto ya lo relatamos en edición anterior- que un médico al hacerse cargo de la jefatura hospitalaria colocó un cartel en el quirófano que alertaba sobre la realización de «legrados» por llamar al aborto con su término médico.
El desinterés que suele mostrar la población casarense sobre temas sensibles e importantes que repercuten en el conjunto de nuestra comunidad es cuanto menos preocupante, ya que si bien con su opinión o manifestación no van a modificar lo que en medios nacionales se debate, es responsabilidad de todos el participar de los grandes temas y hacer conocer su posición al respecto, dado que a futuro, ya sea directa o indirectamente pueden afectarnos.
Mirar para un costado o esperar que sean los otros los que decidan, opinen, se opongan o apoyen es una comodidad que nos aleja de nuestra verdadera participación como ciudadanos. Claro, que como muchos dicen, es mejor no hacer nada, sino comprar todo hecho. No es lo mejor ni lo más indicado.