No creemos haber derrochado adjetivos laudatorios al comentar en generosos espacios el importante aporte cultural que realizó la provincia de Buenos Aires con su programa AcercArte, el que recaló en nuestra ciudad los días sábado 14 y domingo 15 del corriente. Comentarios que ilustramos con numerosas fotos de los distintos espectáculos y talleres que deleitaron a los miles de casarenses que con su presencia participaron del mismo.
Y como un vuelto a tanto esfuerzo, talento e ingenio quedó demostrado que la tan mentada grieta no siempre existe. Que la política perdió color, la convocatoria fue abierta y ¡oh milagro! logró que representantes tanto del oficialismo local como del oficialismo provincial de nuestra ciudad, estuvieran allí presentes. Es así que se vio a la gente de Cambiemos, desde los fundadores del Pro local al ex-senador Foglia y su equipo, como también al intendente Walter Torchio, su Subsecretario de Cultura Horacio Vita y equipo, y funcionarios de distintas áreas de la comuna, que participaron incluso con sus familias sin reservas de ninguna naturaleza.
¿Ha sido esto un milagro?. NO, simplemente una muestra de sentido común, que puso el respeto, el reconocimiento y su valoración por sobre las mezquindades políticas que suelen embarrar a veces los actos, sean solemnes o de entretenimiento, culturales, o del comercio, la industria y la producción. Actos que por ser populares y reflejar las inquietudes de una comunidad, debieran ser respetados por quienes nos representan, que en definitiva con su ausencia ofenden a quienes los han elegido.
Que lo sucedido en esos días sirva de ejemplo, y más aún, de lección a quienes no entienden que hacer política es luchar por el bien común, y no llevar agua para su molino, cuando en realidad lejos de sumar, restan, ya que como dijera un célebre pensador riojano, «el pueblo no come vidrio», y a la larga las actitudes que fomentan la división (ahora le dicen grieta), tienen el efecto negativo del que escupe para arriba.
Si pudieron cerrar la grieta ese fin de semana luminoso, ¿por qué no cerrarla para siempre y transitar por los caminos de la convivencia, el respeto mútuo y los intereses comunes?