Montescos y Capuletos, perros y gatos, la grieta, en fin denominaciones que se utilizan para mostrar las diferencias a veces irreconciliables de los seres humanos ante la ausencia del diálogo civilizado y positivo cuando se tratan temas que hacen, en el caso de la política, al bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos.
Los pocos escalones que separan físicamente a los integrantes del bloque opositor del despacho del Intendente Municipal, rara vez han sido transitados por los ediles de la oposición para tratar temas que hacen al interés general, que desde el diálogo abierto y maduro pueden encontrar puntos de coincidencia que conlleven a realidades positivas.
Días pasados esa posibilidad se dio. El bloque opositor de Cambiemos en el Concejo Deliberante se entrevistó con el jefe comunal, quien los recibió en su despacho, en una reunión que se prolongó por más de una hora y media. En la misma los visitantes expusieron distintos temas, mostraron su preocupación por algunos desencuentros y expusieron su punto de vista en un plano de absoluto respeto y cordialidad por ambas partes. El titular del ejecutivo los escuchó con interés, tomó nota de lo allí conversado y se comprometió a estudiar las propuestas y pedidos que realizaron sus visitantes.
Fue un acto de madurez cívica a contrapelo de un escenario nacional en el que la divisiones y enfrenta-mientos son escollos que no permiten el tratamiento en conjunto de temas importantes que comprometen el futuro del país. ¿Si se puede en un pequeño municipio como Casares cómo no se va a poder en los más altos niveles de la política, cuando lo que está en juego es el futuro de la Argentina?.
Celebramos como ca-sarenses esa aproximación sin condicionamientos, con una intencionalidad que va más allá de los apetitos eleccionarios. Es de esperar que no haya sido un diálogo de sordos, que lo allí tratado y esencialmente la voluntad de juntarse para hablar de política no haya sido una puesta en escena, sino la intención real de sumar para mejorar, de hablar para entenderse, y de cultivar las buenas relaciones, porque su rol, aunque militen en espacios políticos distintos, es representar al conjunto de los vecinos casarenses.