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    Home»Deportes»EL ADIÓS AL PATRIARCA DEL CICLISMO CASARENSE
    Deportes

    EL ADIÓS AL PATRIARCA DEL CICLISMO CASARENSE

    18/06/2018
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    A los 89 años falleció Amado Hipólito Iriarte, el más grande ciclista de la historia de Carlos Casares.

    Se tensan los músculos, el pecho se agranda, se achica el camino y la pasión manda…

    Ya todo el ciclismo es lucha y batalla, y en marcha rauda la victoria abraza…

    Llegar a la meta es sudor y lágrima…

    La vida traza caminos para que marchemos por ellos, que muchos llaman destino y otros le llaman senderos, por donde transcurre la senda que será el derrotero, do

    nde irán floreciendo nuestros mayores anhelos… Y allí, como en el surco de nuestro sentir, pondremos la semilla de nuestros más preciados sueños, para que se vuelvan cosecha que ensilamos en el pecho, que se enriquece de luces para alumbrar ese suelo que muchos denominan vida y que es suma de recuerdos… Allí, entre esa sementera, nació y creció el Vasco Iriarte, Amado Hipólito de nombre y la honradez como bandera, que la lució con orgullo desde el inicio a la meta, como si la vida fuera simplemente una carrera. De esas carreras que en el ciclismo, el más brillante lo hiciera, hacedor de triunfos épicos en inolvidables contiendas, porque Amado Hipólito Iriarte fue el patriarca del deporte sacrificado que se practica en bicicleta, y que tiene como motor un corazón y dos piernas… Seguro que no hubo terreno donde el Vasco no venciera. Pero no solo en el deporte marchó por la recta senda, tambien lo hizo en la vida donde con su compañera, “La Vasca”, criaron a seis hijos con genuina conciencia de trabajar, ser honrados y humildes en toda cuesta, como si fueran pedaleando en decisiva carrera. Su padre, Don Ramón, venido un día de España, para estas benditas tierras, compró por La Sofía un pedacito de tierra, que fue donde Amado Hipólito, nonagenario de esperanzas, un día allí naciera, Don Ramón, por una ancestral costumbre que dicho en Eusquera desde Bilbao trajera, plantó un eucaliptu, cuando su hijo naciera, que fue sombra para sus juegos sus ramas le dieron leña, y lo acompañó en su existencia como estandarte y bandera y en el momento de su partida fue su meta postrera. En ese pedazo de pampa se hizo productor chacarero, formando su hogar de sueños, con hijos y compañera. Luego de brillar por años ganando sobre dos ruedas, más por agradecimiento que por lo que la vida ofrecía, se dedicó con tesón al trabajo de bicicletería, que algunos de sus hijos siguieron la profecía. También con mucho entusiasmo,

    sin pedir nada a cambio, solo por amor y civismo, fue un soldado raso defendiendo al peronismo del que nunca recibió cargos pero si reconocimiento, que para él fue un pergamino que le entibiaba el pecho. Los días fueron pasando, los meses formaron años y su existir, como una vela, de a poco se fue apagando. Y cuando el 14 de junio estaba su día iniciando, el camino del recuerdo, iniciaba el noble Vasco. Hubo dolor y congoja en su dolido cortejo, hubo pañuelos de adiós que se agitaron de duelo y palabras emocionadas en su postrer destino, lo despidieron… Adiós!, le dijo Rodolfo Caprioli, con emoción en su verbo, Adios!, le dijo Walter Torchio, que se abrazó a su recuerdo, y Adios! le dice Casares a ese vecino que el tiempo llevó su alma hasta el cielo, porque las cenizas de su cuerpo volvieron a sus ancestros. Fue cremado y sus cenizas esparcidas en el suelo que protege la sombra del eucalipto añejo, que fuera sombra y abrigo desde el momento de su nacimiento y que sembrara Ramón como homenaje de sus ancestros.

    Amado Hipólito Iriarte, hombre sencillo y honesto, buen vecino, mejor padre y excelente compañero, y Patriarca del Ciclismo de nuestro historial lugareño, has de vivir para siempre en nuestros mas lindos recuerdos…

    JUAN DOMINGO ONDANO

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