Una fiesta alucinante en la que el conocido empresario local convocó a sus familiares y amigos para celebrar sus 80 años de vida.
El escenario no podía haber sido mejor, el salón Versailles del Alvear Palace Hotel de Buenos Aires, digno de una fiesta fastuosa como lo

fue la celebración de los 80 años de Adolfo Grobocopatel.
La recepción tuvo lugar en el foyer anexo al salón, donde los invitados, alrededor de 200 disfrutaron de las más exquisitas delica-tessen, acompañadas con cócteles, vinos de la bodega Luigi
Bosca y espuman-tes de San Felicien. Entre los invitados había famosos del espectáculo, entre ellos «Pampita» Andohaín, «Teté» Coustarot, también Marcela Tinayre Legrand, el embajador de Ucrania …… y su esposa, empresarios de renombre nacional, sus hijos, nietos y demás familiares y amigos de Adolfo, entre ellos numerosos de nuestra ciudad, empleados del Grupo Los Grobo y muchos del ambiente de los negocios y otros relacionados con el agasajado.
En ese maravilloso salón se podía apreciar la elegancia de los invitados, en especial las damas, a cual más bella, exhibiendo exclusivos modelos, muchas de largo, otras no, pero todas deslumbrantes. Adolfo de media etiqueta lucía impecable, en su rostro se percibía la emoción y alegría que lo embargaba, como siempre, hiperactivo, recibía en forma personal a todos los invitados agradeciéndoles su presencia.
Imposible resistirse a las delicias culinarias de la recepción, los salmones, las copas de langostinos, ostras, canapés con caviar, carnes, quesos, aves, en fin, un conjunto de manjares digno de un ágape imperial.
Los invitados intercam-biaban saludos, formaban animados grupos, se sacaban fotos, por supuesto que «Pampita», Marcela Tinayre y «Teté» Coustarot eran las más requeridas, recibiendo elogiosos comentarios por su sencillez, simpatía y la calidez conque retribuían los saludos.
Pasadas dos horas de entretenida charla y disfrute de los presentes, fueron invitados al salón Versailles en el que se desarrollaría la celebración. A dicho salón, decorado en el estilo clásico francés, reservado para las grandes fiestas e importantes reuniones, se le sumó el salón Vendome – Pompidou para albergar entre ambos a los más de 200 invitados, los que ocuparon mesas para 10 comensales y una mesa mayor para el dueño de la fiesta, sus familiares e íntimos.
Una vez todos ubicados de inmediato un impetuoso locutor anunció el ingreso de los hijos de Adolfo, Gustavo, Andrea, Gabriela y Matilde, y seguidamente los nietos, que se ubicaron delante del escenario. Ingresó seguidamente Edith Feler, la esposa y compañera de toda la vida de Adolfo, para luego anunciarse la entrada de Adolfo, que lo hizo sonriente y emocionado, con sus ojos húmedos y levantando los brazos en estilo deportivo, respondiendo de esa manera a los aplausos y ovación de los invitados.
Con ellos presentes ya en el salón la orquesta atacó de inmediato con los sones de la alegre música judía y canciones israelíes, que Adolfo, su esposa Edith, que dicho sea de paso era una de las más elegantes de la noche, comenzaron a bailar con sus hijos y nietos, derrochando alegría y habilidad, ensayando algunos pasos de la tradicional música de sus ancestros, tan alegre y expresiva.
Muchos invitados se fueron sumando y la pista explotó de bailarines cuando la afinada orquesta ejecutó temas bailables, permaneciendo Adolfo en el centro de la pista, mostrando una energía y un ánimo envidiables,. Bailaba con Pampita, con Marcela, con Teté, con distintas invitadas y lejos de desentonar hacía gala de una agilidad notable.
Le cupo a Gustavo Grobo-copatel el honor de agasajar a su padre con dos excelentes canciones de su repertorio, acompañado por la guitarra de José Félix Boses, muy aplaudidas por cierto, que evidencia que el reconocido empresario es además un excelente y ya reconocido intérprete del cancionero popular argentino.
Finalizada la actuación de Gustavo Grobocopatel fue servido a los invitados el menú de la noche, consistente en:
Sorbet de limón a la champaña
Sorbet de frambuesa a la champaña.
Costillita de ternera en salsa de hongos acompañada por una humita y vegetales de estación.
Degustación de postres:
Crème Brulée,
Bizcocho húmedo de chocolate, frutillas y helado de mix frutal.
Café y Petits fours
Bebidas Luigi Bosca Grand Riesling
Luigi Bosca Cabernet Souvignon
Espumante San Felicien Nature
Todo exquisito, al que los invitados hicieron el honor pese a que en la recepción habían degustado de lo que a sus ojos era una verdadera tentación.
Pasado ese agradable momento gastronómico, fue anunciado el plato fuerte de la noche, la actuación de la cantante latina, de nacionalidad estadounidense – Mexicana, Julieta Venegas, famosa a nivel mundial, que realizó sus temas más conocidos ante el aplauso y la fascinación de los invitados, muchos de los cuales se acercaron al escenario para disfrutarla de cerca, aplaudirla y sacarle fotos.
Cual un caleidoscopio en el que se van acomodando las imágenes y toman distintas formas y se tiñen de miles de colores, así transcurría la fiesta, hasta que, invitados a sus lugares, los presentes escucharon al locutor la presentación de Malevo, una palabra que a muchos les intrigaba, y que no pocos sabían de qué se trataba. Un grupo argentino de malambo que adquirió fama internacional nada menos que enloqueciendo al público de Las Vegas en los EE.UU. , dirigido y creado por Matías Jaime, que recordando a sus abuelos santiagueños conformó un grupo de baile, tambores y danza con zapateo, bombo y boleadoras, algo único, representativo y cautivante, que no en vano está conquistando los más famosos escenarios del mundo. Describirlo es imposible, hay que verlo. Los presentes en la fiesta, abrían los ojos y al unísono sus bocas expresando así su asombro.
Al filo de la medianoche se encendieron las luces, una enorme mesa dispuesta delante del escenario mostraba una gigantesca torta con un enorme número 80 que simbolizaba los años que cumplía Adolfo, reunién-dose éste y toda su familia en torno a la mesa, muchos de ellos con atuendos de cotillón para cantar el feliz cumpleaños y apagar las velas. Todo muy alegre y emotivo, las felicitaciones llovían, los buenos deseos también.
Luego los invitados pasaron a la pista donde en distintas mesas había un verdadero festival de dulces, cuya variedad vencía todos los afanes dietéticos. Se sumaron los brindis con espumante y todo era placer y sensaciones.
Mientras el público ocupaba nuevamente sus mesas fue anunciada la cantante Celeste Lerine, que actuara con Cacho Castaña y el Dúo Pimpinela, quien interpretó inolvidables temas que hiciera famosos Frank Sinatra, mostrando una maravillosa voz e impecable ejecución, todo en armonía con una belleza deslumbrante y un excelente manejo del escenario.
Y como no podía ser de otra manera, Marcelo Paniagua, representante de la peña Los Antiguos, de Carlos Casares, de la cual Adolfo es uno de sus integrantes, quiso también homena-jearlo entregándole algunas canciones de su repertorio. Marcelo se lució como el mejor, sus canciones románticas fueron efusiva-mente aplaudidas por los presentes, muchos de los cuales se acercaron al escenario para disfrutar mejor del espectáculo.
Seguidamente se presentaron en la pista dos parejas de baile, una haciendo temas tangueros y la otra de rock al unísono, en una coreografía rara y vistosa, para continuar a su término con música de DJ los bailarines en la pista, cotillón y diversión superlativa.
Deliciosas porciones de pizza, nuevos brindis, algunos nostálgicos vislumbrando el fin de fiesta, y el recuerdo de una noche memorable en la que el cumpleañero así como los recibió los despidió, como si recién hubiera despertado de una siesta reparadora.
Y tiene 80, parece mentira.