CUANDO LA FRASE «CAMBIAR LOS VICIOS DE LA VIEJA POLÍTICA» SE CONVIERTE EN UNA MERA DECLAMACIÓN
Renovar, cambiar, hacer de lo viejo historia y encauzar la política sobre la senda de la rectitud y la decencia, renovando los viejos postulados de trabajar por y para la gente, intentando mejorar su calidad de vida e insertarlos en un mundo mejor. Puras habladurías si nos atenemos a los hechos. Y pruebas al canto acabamos de ver o estamos viendo que en el partido CAMBIEMOS, una fuerza nueva que con presuntas intenciones de CAMBIAR la realidad política pasada a la que llamaron «la herencia» , juntó las adhesiones necesarias para llegar al gobierno nacional y en muchos casos provincial y municipal, y creó en su electorado la firme esperanza de que todo iba a cambiar, desde las viejas prácticas de la política mañosa hasta los graves hechos de corrupción que se ocuparon de reflotar, denunciar y llevarlos a la justicia.
Pero, no todo lo que reluce es oro. Por sobre el fracaso económico que tiene al país en vilo y angustiado porque las clases más vulnerables no perciben el cambio en el que creyeron y apostaron con su voto, salta con nitidez que es evidente que los políticos (usando la generalidad), toman del mismo jarabe que los hace traviesos consuetudinarios, con abstracción de colores políticos realizando las mismas trapisondas, dándole tal vez distintos matices pero con idéntico fin.
El hecho de que se haya comprobado que la campaña del partido gobernante al menos en la provincia de Buenos Aires haya sido financiada con aportes truchos, es cuanto menos escandalosa y rebela que como decía mi abuela y tu abuela, en todos lados se cuecen habas. En todos lados.
Y curiosamente, como no podía ser de otra manera, aparecen vecinos casaren-ses en esas listas apócrifas figurando como aportantes mentirosos de la campáña de Cambiemos, implicados en un acto deleznable que habla de que la vara de la política suele rasar a todos por igual. Nadie se salva.
Ergo, volviendo a mi abuela y a tu abuela, el pregonar con el ejemplo es apenas una frase. El próximo partido que salga a la arena política tal vez se llame «Barajar y dar de nuevo», y apuéstenlo todo a que tendrán alguna carta marcada.