Joven motociclista pierde la vida al chocar con una bicicleta en la senda peatonal

Que una vida de 22 años, la de un muchacho que estaba formado en el trabajo y las responsabilidades que lo llevaban a aspirar a un futuro mejor, se frustre por esas imprudencias que los seres humanos cometemos sin pensar que nos va la vida, es injusto, doloroso, irremediable,
El jueves alrededor de las 22 horas, el conocido joven Ricardo Rubén Ruano, de 22 años, aparentemente había dejado de trabajar con su padre, decidiendo retornar a la ciudad en su moto Honda Titán color negra, para lo cual utilizó la senda peatonal que se encuentra a la vera del camino al cementerio. Se presume que Ruano lo hacía velozmente, cuando de pronto se encontró o se le cruzó
una bicicleta en dicha senda peatonal, a la altura de la calle Misiones, chocando contra la misma, para perder el equilibrio, pegar una rodada espectacular, y al ser despedido de la moto estrelló su cuerpo violentamente contra una columna de alumbrado, en la que pegó seguramente con su cabeza, recibiendo gravísimas lesiones. Fue trasladado de urgencia al hospital, falleciendo minutos más tarde. Se estable
ció como causal de muerte SHOCK HIPOLÉMICO POR DESGARRO DE AORTA.
EL CICLISTA CON IMPRESIONANTE FRACTURA
Respecto al ciclista, también joven, identificado como Adrián Rodríguez, de 22 años, resultó con lesiones graves (fractura lineal del hueso húmero de un brazo y contusiones múltiples), siendo conducido al hospital local donde permanece internado.
Se sabe que Ruano no llevaba casco. Todo indicaría que de haberlo llevado hoy tal vez estaría vivo, pero no es sólo su caso, el 80% de los motociclistas no lo usan, y ni siquiera estas desgracias los concientizan que deben usarlo. También es dable destacar que han fracasado todas las campañas para fomentar el uso del casco, algo que se ha relajado y ya son pocos, poquísimos los motociclistas que respetan esa norma.
Queda para comentar que tampoco se respeta el carácter peatonal de esa calle que precisamente se hizo para proteger a los peatones, pero que es utilizada cotidianamente por bicicletas

y motos y en algunas oportunidades como pista de carreras. Es angosta, la visión nocturna es escasa, y bueno… pasan estas cosas.
Ricardo Ruano era un buen muchacho, decíamos trabajador y comprometido con la realidad, también con sueños y proyectos, pero con la energía que le daba su juventud, en la que se asumen riesgos que como en este caso cuestan demasiado caros.
Su familia está destrozada por el dolor, sus amigos lo lloran y todo su entorno se negaba a creer en su temprana desaparición. Sólo resta una oración por el eterno descanso de su alma y rogar por la resignación de su familia y quienes hoy tanto lamentan su partida.