¿Cómo es posible que el gobierno no prevea que hay ciudadanos que no pueden pagar la suba disparatada de los mismos?
Tal vez el tema sea remanido, tratado hasta el cansancio por los medios, la política, los vecinos, que no ha movilizado al gobierno para estudiarlo en profundidad y comprender que por más que haya un atraso en las tarifas con relación a los precios reales del petróleo y la energía, el monto de las facturas es tan elevado en gran cantidad de hogares de clase media, que les es imposible abonarlo, como no sea privándose de necesidades básicas para subsistir.
El ejemplo de Carlos Casares, nuestro pueblo, es contundente. Como es sabido la red de gas no abarca todos los sectores urbanos de nuestra ciudad. Por lo tanto la gran cantidad de viviendas que no cuentan con ese servicio deben usar en el caso de las cocinas a gas de garrafas o anafes y hornos eléctricos, termos también eléctricos o a gas de garrafas, y en el caso de la calefacción de la misma manera o eléctrica, a gas envasado o aire acondicionado frío-calor. Como el gas envasado en garrafas es tremendamente caro, cuando el uso es masivo además de la incomodidad de su manipulación son muchas las personas que se domicilian en barrios periféricos que no cuentan con servicio de gas, que usan para cocinar, proveerse de agua caliente y calefaccionarse artefactos eléctricos (termos, cocinas, estufas, equipos de aire acondicionado), cuyo consumo es alto y por lo tanto con la descomunal suba de los servicios, terminan siendo impagables.
Las quejas y los llamados de los vecinos al Ente Regulador de la Energía (ENRE) caen en saco roto recibiendo todos los que hacen la consulta la misma respuesta: «tiene razón pero marche preso», les dicen que no pueden hacer nada, que está establecido así y que por lo tanto deben pagar la factura o atenerse a las consecuencias. Les dan la posibilidad de financiar un 65% en hasta 6 cuotas y una entrega en efectivo del 35%.
Una de las personas a la que le llegó una factura impagable, teniendo en cuenta sus ingresos, nos decía que esa no es ninguna solución porque con la próxima factura le va a ocurrir los mismo, ya que al averiguar el consumo que ha realizado hasta el momento, estima que la próxima factura orillará los 30 mil pesos, o tal vez más.
Creemos que el usuario, o mejor dicho el ciudadano no puede recibir un castigo tan brutal, que el tan mentado «gradualismo» pasa a ser un revólver en la cabeza a los vecinos, que los enfrenta a la disyuntiva de no abonar los servicios y verse privado de ellos, o abonarlos y privarse de lo esencial para vivir dignamente.