COMO AL MARTÍN FIERRO, A ESTA HISTORIA LE FALTABA LO MEJOR…
Como dice el inmortal Martín Fierro, nuestra “Biblia gaucha” en el comienzo de su segunda parte, “la vuelta de Martín Fierro” “Atención pido al silencio, y silencio a la atención, que voy en esta ocasión, si me ayuda la memoria, a contarles que a mi historia le faltaba lo mejor”
Y vamos con esa parte…
TRABAJOS COMUNES DE UNA CLASE MEDIA…
Edgar Márquez nos comenta que en su Venezuela natal trabajaba “tenía una compañía de mantenimiento de áreas verdes, de jardinería, paisajismo y mantenimiento de condominios, que aquí se dice “consorcios”, creo. En algún momento trabajé en una compañía que lo hacía para el gobierno, pero. últimamente, lo hacía por cuenta propia”. A su vez, su esposa María agrega: “Yo soy Sicóloga y trabajaba en un colegio que tiene primaria y secundaria y era la Sicóloga de todo el colegio. Los últimos 12 años los dediqué a trabajar en colegios”. Por su parte, su hermana dijo : “Yo soy abogada y mi trabajo era de Coordinadora del Departamento Legal de una empresa que llevaba un centro comercial grande allá en Margarita”. Su esposo, Gonzalo Biaggi: “Yo, en el último tiempo, era repostero”, como vemos familias comunes, de lo que en nuestro país serían “de clase media”, con trabajos comunes y normales, como para permitir una adecuada convivencia…
LITERALMENTE, NO HABÍA COMIDA E INSUMOS
En este apasionante relato, viene la parte más dolorosa…
Nos lo comenta Edgar:
“Realmente estaba muy complicado todo y decidimos lo que decidimos por las niñas principalmente. Nosotros los adultos podemos aguantar algunas cosas, queríamos algo mejor para ellas, en seguridad, educación y tener acceso a lo que es primordial para nosotros, el acceso a la salud, seguridad y educación”, dicho con un brillo de nostalgia en sus ojos. Su esposa agregó, más con dolor que como relato “y a la comida, por supuesto… Era común que muchas personas hicieran largas caravanas para ir en busca de alimentos, medicamentos y hasta ropa a pueblos de países vecinos por las enormes falencias venezolanas” ”era muy difícil y super costoso conseguir en los comercios harina, pan, aceite vegetal, aceite comestible, carne, papas, azúcar, arroz. Los sueldos que cobraban los trabajadores era totalmente insuficiente. Un sueldo mínimo era de unos 30 dólares”
Realmente impactante el relato…
“YA NO SE CONSEGUÍAN NI ANTIBIÓTICOS”
Ana prosigue con su doloroso relato:
“La gente, cuando tiene una posibilidad, está saliendo de Venezuela, buscando una vida digna. A nosotros nos costó mucho esta decisión. Principalmente a mi marido que siempre tenía una esperanza que fuera a cambiar. Ya no eran solo los alimentos, sino que comenzaron a faltar los medicamentos y una cosa tan básica como un antibiótico no se conseguía y comenzaba a ponerse en peligro la vida de las personas y luego de varios análisis de posibilidades y a través de contactos, logramos que mi esposo, que estaba en casa de un familiar en Capital, vino aquí y se enamoró de