No es la primera vez que nos ocupamos del tema, y como están las cosas no creemos que sea la última, ya que si bien existe conciencia y actitud por parte de las autoridades municipales, está por demás claro que el problema excede sus posibilidades y de no mediar una solución desde esferas provinciales o nacionales, los casarenses estaremos obligados a convivir con un peligroso foco de hacinamiento y promiscuidad en pleno centro de la ciudad.
A esta altura nuestros lectores saben de que hablamos, del mítico hotel Flores, otrora lugar chic en la cual se alojaban pasajeros exigentes, que tenía un restaurante de primera en el que se daban cita los vecinos prominentes de esta ciudad. Pero con los años el famoso hotel fue perdiendo prestigio y de aquel status familiar y acogedor quedó una mole descascarada convertida en un inquilinato en el cual la municipalidad fue alojando a familias sin techo, hacinadas en piezas en las cuales cocinan y sus ocupantes se amontonan desnudando su desamparo y pobreza.
La solución buscada para las familias que golpeaban las puertas del municipio clamando por una vivienda, no fue la mejor. Convertir un hotel en un conventillo en el que se entremezclan condiciones sociales dispares, vecinos con prontuario delictivo, personas de bien a las que las circunstancias llevaron a esa situación, mujeres de vida ligera, hombres entregados a una vida de mendicidad y dependencia del auxilio oficial, chicos sin guía, ni control, ni ejemplos, algunos abandonados a la buena de Dios, clientes de la calle y sus vicios.
Y en el medio los vecinos, parte de una geografía no querida, temerosos de ser víctimas de los excesos que allí se cometen, testigos involuntarios de hechos violentos que se repiten cada vez con más asiduidad.
Creemos que solucionar ese tema es de absoluta prioridad. Si la comuna no está en condiciones de mudar a las personas que allí viven, proporcionándoles un lugar digno, debe extremar las gestiones ante quien pueda brindar una solución definitiva, y no temporaria o precaria como la que se les ofreció, cuyas consecuencias están a la vista.