¿Se puede vivir, proyectar, crecer y desarrollarse con una inflación del 47,6%?
Esta nota no es política, la realidad no se puede esconder. No existe país en el mundo que pueda crecer y desarrollarse con una inflación del 47,6% anual, que es la cifra que dio el INDEC para el año 2018. Tampoco existe país en el mundo en el que sus habitantes puedan vivir, proyectar, vislumbrar un futuro para ellos y para sus hijos con una inflación del 47,6% anual.
Tomando las palabras del presidente Macri, el presidente de todos los argentinos en plena campaña el 16 de mayo de 2014 «La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar», huelgan las palabras, o aquella que dijo: «Me cuesta creer que Uds. piensen que la inflación pueda ser un tema de agenda en mi próximo gobierno».
Se equivocó Mauricio Macri. Mal, y la estamos pagando todos con este 47,6 % de inflación, y la presunción que en el año que recién se inicia, la inflación será de un 30%. Un disparate.
Decimos que esta nota no es política porque contrarrestar la realidad sería faltar a la verdad. Y la verdad no es política cuando es la realidad.
No vamos a llorar sobre la leche derramada, pero si debemos exigir que no sigan derramándola, que hay sectores de la población que ya no soportan más, y otros que ven esa posibilidad en un horizonte cercano y se preguntan ¿hasta cuando?.
Faltan meses para las elecciones y se ve a los políticos enfrascados más en ese juego perverso de mentir y llegar, que preocupados por la realidad diaria que está consumiendo a los argentinos. Los vemos en reuniones hipócritas de las que seguramente saldrán promesas vanas, en busca de sus propias conveniencias y no con un afán conciliador de buscar entre todos una solución en estos problemas que nos agobian. Cada cual arrastra agua para su molino, que éste no, que éste sí, los egos superan a las buenas intenciones y como no depongan esas actitudes egoístas, sea cual fuere el resultado de las próximas elecciones, tendremos más de lo mismo. ¡Y Dios nos libre!.
Por suerte el horizonte local está despejado, pero aún así se advierten algunas pequeñas semejanzas con el panorama nacional. No entremos en ese juego, aunque la tentación sea grande. Esta es nuestra patria chica, el lugar que hemos elegido para vivir, criar a nuestros hijos, darles estudio, fomentar el trabajo y disfrutar de una calidad de vida que muchos en las grandes urbes envidian. Que la política no ensucie, que la realidad sea la verdad que todos anhelamos.