El fútbol casarense llora a un gran referente, Horacio Malatini

No tuve oportunidad de conocerte en tus inicios, allá, en Mauricio Hirsch; por eso recurrí a un amigo en común, el Pingüino Panizo, veterano y memorioso que me recuerda lo mucho que te gustaba el arco y la ventaja que sacabas para el puesto por ser grandote. Así , charlando con él, ví que se tocaba una oreja, me contó que le dejaste el oído como “teléfono descompuesto” por varios días. Sucedió que siendo compañeros de equipo, en Independiente de Mauricio Hirsch, fueron a buscar una pelota de aire, él cabeceó y vos le embocaste una “mano” de las tuyas en la oreja, pobre Pingüi, no se olvidó más.
Con el tiempo te viniste a la ciudad, y aquí empezó la otra parte de tu extensa y gran carrera futbolera, como jugador, director técnico y dirigente. Te “asociaste” con el recordado “Pilín” Bibiloni, en el club que el pelado había fundado: Argentina 78, en homenaje a los primeros campeones del mundo. La historia de ambos al frente de Argentina tuvo sabor a todo, triunfos, derrotas, peleas, campeonatos locales, regionales, amistad y nuevas peleas, obviamente espalda con espalda, siempre juntos los dos y contra quien se cuadrara, porque nadie que pasó por el fútbol podrá decir que nunca puso o se comió “una mano”.
Con la muerte de Pilín, la herencia referencial del club pasó a vos y ahí sí, puedo hablar; porque las charlas que tuvimos, café de por medio, eran enriquecedoras; o aquella cena que compartimos con el Hugo Aramburu (qué jugador!); o el apoyo que me diste cuando participé en la Liga.
Como cierre quiero recordar aquella final del “Rico y el Pobre”, en el 2013, con Martín Sacodato de técnico, pero vos como referente fundamental, con tu vos de mando por sobre todos, como dice el Pingüino (que era el preparador físico). Qué final! Agro era el favorito, Argentina estaba un gol abajo, empate agónico de Braian Jaime, penales y otra vez Braian para el triunfo, después de la atajada de Ballesteros. Yo estaba detrás de un arco y ví, como vimos todos, al noventa por ciento de las más de mil personas, explotar en un festejo único, incontenible para los hinchas del humilde club de “las vías”, y allí emergía tu enorme figura, con algunos achaques, pero orgullosa al fín, rodeado del amor de tus hermanas, y con cientos de manos aplaudiéndote y coreando tu nombre; fue para un cuento de Apo, Fontanarrosa o Sacheri, pero sucedió en Casares y yo estuve allí para vivirlo y verte ovacionado, como te lo merecías.
En la práctica, esa fue tu despedida, porque después, aumentaron los achaques y te fuiste apagando para irte de esta vida.
Pero, seguramente, en algún lado, el Pelado Pilín te está esperando con una pelota y las camisetas, y van a correr a buscar jugadores para completar el equipo, el FÚTBOL ESTARÁ AGRADECIDO, eso sí, esta vez no peleen.
¡ABRAZO GRANDE, GRINGO,… HASTA SIEMPRE !
Por Daniel Lombardo, agradeciendo la colaboración de Aníbal “Pingüino” Panizo