Cimentar un éxito desde la familia
En la vida de las personas se tejen muchas historias, sean familiares, personales, también empresarias y de todo tipo, pero no todas esas historias son familiares y empresariales a la vez, no en todas se amalgama la comunión familiar con el empuje empresarial, el amor por lo que se hace, el desinterés por lo material, dándole más espacio a los sueños y al resultado satisfactorio que les permita estar unidos y felices. Esa tal vez sea la historia de la familia de Néstor Franco, y lo nombramos a él no por una cuestión machista ni cultural sino porque de alguna manera debemos llamarla, porque bien podríamos decir la de Alicia Santos, su esposa, o de sus hijos María José o Pablo, una familia que gracias a su unión monolítica ha edificado un polo de comunicación valioso e interesante para nuestra comunidad. ¿El por qué de esta nota?, muy simple, el «chiche» de Néstor Franco FM Centro cumple 30 años de fructífera existencia, con afán de superación, con honestidad profesional, abierta a toda la comunidad como una expresión independiente, tanto periodística como de servicio, porque desde una radio se puede cumplir con un servicio comunitario importante, y eso es lo que ha hecho FM Centro en sus 3 décadas de existencia. Periodismo, entretenimiento y servicios. Nada más ni nada menos. Y si a eso lo coronamos con un amor por lo que se hace, con verdadera vocación y la participación de la familia, el círculo cierra.
Seguramente no todas han sido flores en estos años de permanencia. La familia de Néstor Franco y el propio Néstor lo saben, hubo luchas, algunos sinsabores, por qué no injusticias, pero cuando en la madera de cada uno está grabada la decencia, la cultura del trabajo y la perseverancia de los justos, lo que termina importando es el saldo actual, la realidad que hoy sorprende a la familia Franco celebrando un éxito que ya tiene marca registrada. Y luego por analogía empresaria (si cabe la frase) vinieron los satélites de FM Centro, la señal de TV, el servicio de Internet, la página digital y seguramente vendrá todo aquello que esté enancado a la modernidad de las telecomunicaciones.
Parafraseando un memorable tango podríamos decir que «30 años no es nada…», son apenas un soplo de una historia familiar que aunó sueños, esfuerzos y genes para darle vuelo a las palabras, a las imágenes y a la cibernética.
Pero Néstor aún sigue cableando, paseando en moto con su esposa, acumulando sueños y despertando cada día como hace 30 años, indemne a los cambios que en el ser humano provoca el éxito. Y esa créase o no es su riqueza y la herencia que le dejará a su familia.
¡Felicitaciones!, es un deseo que nos aflora desde la amistad. Les deseamos lo mejor, aunque ya lo tienen.